Quienes viven de este oficio han tenido que acoplarse a los cambios del mercado.
A partir de 2004, año en el que salieron al mercado las cámaras digitales en Guatemala, el negocio de la fotografía evolucionó ocasionando que el trabajo en estudios y laboratorios analógicos bajará hasta un 70%.
Y por si eso fuera poco, durante los últimos años, la fotografía se ha vuelto una herramienta vital en la vida de los guatemaltecos, sin embargo, el tener a la mano un celular «con buena cámara» ha llegado a desvalorizar la labor de quienes viven de este negocio.
Para Ricardo Ubico, fotógrafo publicitario desde 1979, se ha popularizado el hecho de decir “yo hice tal foto”, pero definitivamente no es lo mismo captar una imagen manipulando una cámara profesional que tomarla con un teléfono móvil.
EXPERIENCIA
Ubico, quien es especialista en fotografía de productos, alimentos y modelos, se independizó laboralmente en febrero de 1987 después de haber trabajado por 15 años en cinco multinacionales como gerente de ventas y de marca; lo hizo con un único objetivo: cumplir su sueño de trabajar en lo que le apasionó desde niño.
En la época de la fotografía tradicional le fue muy bien, junto a su esposa Vilma Marckwordt de Ubico, con quien ha hecho equipo, fotografiaron cuanta marca había en Guatemala, hasta que llegó la era digital, en donde recordó que muchos dejaron de trabajar “porque consideraron que se había perdido el arte”.
“En la época analógica, se trataba de fotografía especializada, usted hacía una y esa era la foto. Ahora con la digital se cotiza un producto y se hacen fotos de todos los ángulos, pero solo le pagan una. Antes no, antes era una placa la que se vendía”, explicó el entrevistado, quien aseguró que la calidad de una placa no la tiene ninguna cámara digital, “no llega a tener esa calidad jamás, aunque tenga los megas que usted quiera”, expresó. Sin embargo, reconoció que la digital “es una maravilla, porque vino a agilizar el mercado”.
Según el fotógrafo, actualmente cuesta medir cuál es la mejor época del año para el negocio de la fotografía publicitaria, no como en los 80´s y 90´s donde verano era temporada alta, al igual que el tiempo de graduaciones y Navidad.
“La clave es trabajar en base a proyectos. Gracias a Dios no nos ha faltado y sino buscamos”, añadió indicando que ha hecho un buen mercadeo para que su nombre se mantenga.
PREMIOS Y MÁS
Ubico ha trabajado para agencias de publicidad locales e internacionales. Ha sido ganador de premios Jade, XXI, Salón Nacional de Fotografía, Valor de la Palabra Escrita Prensa Libre y foto del año 2015 y 2017 del Club Fotográfico de Guatemala, además ha tenido menciones honoríficas. Ha participado en al menos 20 exposiciones colectivas y ha montado 10 individuales, fue asesor externo del libro Guatemala, muchos ojos, muchos ángulos. Su hobbie fotográfico, son las aves, además practica modelismo estático, arma barcos de vela, dibuja a crayón e imparte clases de fotografía en la carrera de Diseño Gráfico de la Universidad del Istmo (UNIS)
Ubico y el siguiente protagonista de este reportaje, son miembros del Club Fotográfico de Guatemala, cuyo Presidente de Junta Directiva, Juan de León, lo cataloga como “la casa de cualquiera a quien le interese la fotografía”. Fue fundado en mayo de 1957 y su principal objetivo es educar en este ámbito, además de su promoción. De esta cuenta realizan concursos mensuales, dirigidos a socios y no socios; para de León, esto es lo que ha mantenido vivo y creciendo al Club.
LA PELÍCULA ESTÁ REVIVIENDO
En la era actual, donde lo digital prima, el megapíxel manda y la inmediatez domina todo lo que hacemos, la fotografía analógica ha pasado a ser un noble arte entregado a la paciencia, donde para disparar hay que tenerlo muy claro, pues los resultados no son inmediatos.
Muchos tienen recuerdos de aquella sensación que producía llevar ese carrete a revelar, que contenía momentos de las vacaciones de verano, de la graduación o de un día de paseo, sin saber qué se encontraría al recogerlo.
Fotos movidas, mal encuadradas, ¿qué más daba si de esas 20 fotos servían solo tres? La magia estaba en no saber qué se iba a encontrar. Pero la fotografía analógica, cuyo verdadero nombre es química y que para muchos es retrógrada, sigue viva en las manos de cantidad de amantes de este arte que aprecian su modo, su fondo y sus resultados.
Laboratorio Raw, es uno de los pocos lugares en Guatemala en donde aún, a través de un proceso artesanal, se revelan e imprimen fotografías captadas con cámara tradicional.
De acuerdo con su propietario, Rolando Alfaro, muchos fotógrafos, entre profesionales y aficionados, están retomando el lado analógico de la fotografía y a nivel mundial está creciendo impresionantemente.
En Laboratorio Raw se imprime semanalmente entre 15 y 20 rollos de película blanco y negro y de color, la mayoría de 36 fotos. Según Alfaro, el revelado e impresión artesanal, es de alta calidad y, en su mayoría de formatos grandes: de 1 metro con 50 centímetros hasta por 4 metros de largo.
«¡Revivió! y revivió de muy buena manera, al grado que en varios aeropuertos ya especifican que se pueden pasar los rollos de fotos sin que se velen, entre las maletas que son sometidas a rayos X», expuso.
El 80% de los clientes del entrevistado son fotógrafos que viven de este negocio y los demás son aficionados. Su clientela más fuerte forma parte de los socios del Club Fotográfico de Guatemala, quienes mandan a revelar e imprimir sus imágenes para participar en exposiciones y concursos.
«La nueva y vieja escuela está pasando por nosotros, es lo que nos mantiene como empresa», concluyó indicando que sus precios de impresión son los mismos de hace 20 años, «quisiéramos subir, pero mientras hayan empresas que botan precios no se puede», agregó.
CINCO PUNTOS CLAVES
Estos son los cinco puntos para que un rollo sea bien revelado, pues según Alfaro para que el proceso sea idóneo y lo más perfecto posible va a depender de estos elementos:
- Temperatura
- Marca del químico a utilizar
- Cómo cuartear el químico
- Marca del rollo
- Sensibilidad de la película