Mientras escribo este artículo sobre sistemas de prevención de incendios, leo sobre el incendio ocurrido este octubre en una bodega ubicada en el centro de la Ciudad Capital y reflexiono sobre el riesgo que implica para los bomberos.
La prevención es la “adopción de una serie de medidas para protegerse de un mal futuro y, por lo tanto, el conjunto de acciones destinadas a conseguir dicho fin. En general, cualquier actividad encaminada a prevenir peligros y males sociales de diversa índole”.
Los sistemas de prevención de incendios son aquellos que en la mayoría de los casos mitigan los efectos de un gran incendio resultante de un fuego inicial que puede ser de diferente naturaleza. Es imposible eliminar al 100% las posibles causas, pero lo que se puede hacer es adoptar las tecnologías adecuadas para detectar un incendio con antelación y luego apagarlo; aquí me centraré en las de extinción.
La prevención debe entenderse como la única forma correcta y aceptable de evitar poner en riesgo los bienes”.
Las tecnologías son diferentes y tienen sus fortalezas y desventajas. Los sistemas más conocidos son los sistemas de agua con rociadores, los cuales funcionan según el principio de enfriamiento; es decir, eliminando uno de los tres elementos del fuego: la temperatura. Excelentes en grandes ambientes abiertos, pero perjudiciales porque mojan todo lo que encuentran y el agua suele ser también el medio de transporte de los residuos del fuego que se mezclan con el agua, contaminando todo lo que entra en contacto.
Están también los gases inertes y los agentes limpios cuyo principio de extinción se basa, en la mayoría de los casos, en la eliminación del oxígeno, otro elemento del triángulo del fuego. Están casi libres de residuos, pero no pueden usarse en lugares frecuentados por personas, deben utilizarse en volúmenes casi sellados, generan una gran presión de descarga de gas y las estructuras deben estar equipadas con las precauciones adecuadas para que puertas y ventanas no se dañen. Además, no está del todo demostrado que no tengan impacto sobre el medio ambiente; de hecho, los sistemas de CO2 son los más nocivos para la atmósfera dada su alta concentración durante un proceso de supresión.
Luego están los sistemas de aerosoles condensado de carbonato de potasio, un producto natural que en el proceso de extinción no elimina oxígeno, no genera presión, no daña los materiales, no tiene impacto medioambiental y deja residuos mínimos. A pesar del tipo de sistema, la prevención debe entenderse como la única forma correcta y aceptable de evitar poner en riesgo los bienes, pero sobre todo de evitar poner en riesgo vidas humanas, incluidas las de los bomberos.
Por: Armando Cardani | Securis S.A. y Gremial de Seguridad y Salud Ocupacional (SSO)