Respecto a los avances técnicos que las empresas de Guatemala han logrado en el tema ambiental, podemos mencionar la implementación de la economía circular, buenas prácticas que contribuyen a la mejora de la eficiencia de recursos, como la energía, combustibles, agua y productos químicos, siendo un enfoque preventivo ambiental.
También es importante mencionar que la gestión, principalmente de desechos sólidos, se ha ido fortaleciendo en el sector productivo y de servicios, y se sigue trabajando en el desarrollo de capacidades e implementación de acciones relacionadas con la gestión de aguas residuales y emisiones atmosféricas.
Todo lo anterior suma a la gestión ambiental interna de las empresas y organizaciones, ya que se implementan en aspectos donde hay un control directo de la situación como:
- Implementación de programas de optimización del consumo de agua, programas de eficiencia energética y energía renovable, establecimiento de indicadores de desempeño ambiental enfocados a aumentar la eficiencia de operación, sistemas de tratamiento de desechos, aguas residuales y emisiones.
- Además, se pueden considerar las acciones enfocadas a establecer criterios de compras verdes y ecodiseño, con lo cual se pueden utilizar materiales o recursos más apegados a los objetivos y metas establecidos por la empresa, siendo siempre una acción de control directo.
En los últimos cinco años, se ha intensificado la promoción de la economía circular, una mega tendencia que se caracteriza por ampliar el alcance de la gestión ambiental y propiciar la evolución de los modelos de negocios de las empresas, sectores e incluso, hasta se vincula de una forma intensa con la perspectiva territorial.
Hablar de economía circular es sinónimo de valorizar el enfoque de ciclo de vida, ya que para poder ampliar el alcance de la gestión ambiental es importante conocer todas las fases por las que pasan los productos y servicios, desde su elaboración hasta su disposición final.
El valor agregado de la circularidad es cómo esos ciclos operativos se vinculan con los ciclos naturales, en la búsqueda de lograr una extracción más estratégica de los recursos, optimizar su uso y contribuir a que estos puedan incorporarse nuevamente en la naturaleza, de tal forma que los impactos ambientales negativos que se pueden generar por los productos y servicios que utiliza la sociedad sean controlados y reducidos adecuadamente durante todas las fases de su vida útil.
El análisis de ciclo de vida es una herramienta que cada vez es más necesaria para las empresas y sector público, debido a los requerimientos ambientales de los nuevos consumidores y de los actuales, que también están evolucionando sus criterios de compra; incluso esto se puede estar incrementando por el efecto de la adaptación de la sociedad debido a la pandemia del COVID-19.
Lograr un sistema de gestión o programa ambiental a nivel interno es positivo, pero ya no es suficiente para los requerimientos antes mencionados.
Los consumidores están requiriendo la retroalimentación de los productores y facilitadores de servicios sobre sus valores, objetivos, compromisos y retos ambientales, incluyendo aquellos que se vinculan con su cadena productiva (proveedores).
La consulta ya no es si la empresa está utilizando bien el agua en sus operaciones, ahora se ha extendido a requerir información sobre:
- Los efectos al ambiente por extraer el agua, de dónde se toma el agua y en dónde se dispone el agua residual y si eso afecta a alguien, si se dan impactos en la comunidad o ambiente.
Por lo tanto, es importante estructurar bien el proceso de análisis del ciclo ya que, en la práctica, no es sencillo de realizarlo. Requiere la gestión de información que precisamente no es de dominio directo o que sea generado por la empresa, sino que depende de terceras partes, incluso en algunos puntos depende de las fuentes oficiales o nacionales.
Es importante mencionar que realizar un análisis de ciclo de vida o con enfoque de ciclo de vida, facilita insumos importantes, técnicos y estratégicos para las empresas. Logrando beneficios económicos, ambientales y sociales, gracias al fortalecimiento y ampliación de la gestión ambiental.
La economía circular está tomando un gran avance en las mesas internacionales y también a nivel nacional.
Las empresas deben meditar seriamente en revisar su estructura actual de gestión de información y el alcance de su gestión ambiental, para así definir un plan de trabajo enfocado a desarrollar las capacidades y programas que contribuyan a ir transformando su operación a modelos circulares; de lo contrario la evolución de los mercados será la principal barrera de su desarrollo, incluso posiblemente este factor podría influenciar la creación o cambios en las normativas ambientales.
Colaboración especial: Luis Muñoz
Director Ejecutivo
Centro Guatemalteco de Producción más Limpia (CGP+L)
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