“El mundo se puede cambiar en 140 caracteres”, es una interesante afirmación de Jack Dorsey, cofundador de Twitter, y muchos podríamos pensar ¿cómo es esto posible? Sí que lo es, ya que el poder de las palabras, de una idea, de una decisión o de querer cambiar o transformar algo, lo ha podido hacer a lo largo de los años. La innovación y los avances tecnológicos desde hace ya más de cinco décadas han superado, incluso, lo que nuestra imaginación ha podido crear. Las caricaturas o las grandes películas de ciencia ficción que veíamos, que nos planteaban temas innovadores y de tecnología, hoy no son más que una realidad que se ha venido superando día con día a una velocidad avanzada.
De acuerdo con la Real Academia Española (RAE), la innovación es la “creación o modificación de un producto, y su introducción en un mercado” y la tecnología aquel “conjunto de teorías y de técnicas que permiten el aprovechamiento práctico del conocimiento científico”. Estamos en tanto, ante creaciones o invenciones que presentan algo novedoso y que responde a las necesidades de la sociedad actual y que sin los avances tecnológicos las mismas no serían posibles.
Esa necesidad de respuesta, ha denotado grandes innovaciones y avances tecnológicos, tanto positivos como negativos, para muchos campos, profesiones, servicios, industrias, comercio, educación y hasta para las relaciones sociales. Al hablar de esto, estamos abordando términos como la famosa inteligencia artificial (IA), big data, chatbot, impresión en 3D, realidad aumentada y nanotecnología, entre otros.
La industria, los servicios y el comercio están entrando en una nueva etapa revolucionaria”.
Ahora bien, ¿qué lugar ocupa la seguridad y salud ocupacional (SSO) en este tema? Si bien, en algún momento estaremos frente a una ciencia ficción no muy alejada de la realidad, en la que humanos y robots estarán trabajando en conjunto, estos avances tecnológicos necesitan del apoyo de las distintas áreas multidisciplinares en todo el proceso: desde su creación, hasta su puesta en marcha.
La industria, los servicios y el comercio están entrando en una nueva etapa revolucionaria, donde los avances tecnológicos son necesarios e imprescindibles. Lo que no deberá olvidarse en todo este proceso es el principio fundamental de la SSO: la prevención. Actualmente, ya vemos cambios en esta disciplina: riesgos asociados a nuestras ocupaciones y los nuevos que han surgido, y la forma de trabajar, producir, prestar servicios y de los medios de protección, lo que nos llevará a reevaluar nuestras actuales disposiciones legales en esta materia y en el derecho del trabajo. Sin duda alguna, la capacitación, formación y educación, serán siempre una base primordial para operar estos cambios de la manera más segura y saludable posible para todos (incluso hasta los robots).
Por último, no olvidemos las 2 “R”: realidad y responsabilidad. Los cambios supondrán, si son bien administrados, un giro en nuestra realidad y en la forma en la que hacemos las cosas, pero mientras más avanzados estemos, la responsabilidad será aún mayor: desde el Estado, en cuanto a brindar medidas de garantía y protección, hasta el cumplimiento de cada empresario o trabajador de continuar generando espacios de trabajo seguros y saludables.
Por: Licda. Maricarmen Rosal | Asociada Senior de ECIJA Integrum y Vicepresidenta del Consejo Directivo de la Gremial de Salud y Seguridad Ocupacional (SSO)