“¿En qué crees?”, es una pregunta que me han hecho en varias ocasiones y la reflexión que viene a mi mente, más ahora cargando una mochila llena de experiencias y herramientas para la vida, es que creo, entre otros, en tres principios en particular: la gratitud, las oportunidades y la libertad económica. En esta ocasión, me enfocaré en el primero de ellos y, más adelante, sobre los otros.
Reconozco el inmenso apoyo que he recibido de muchísimas personas en mi vida. Como mujer con múltiples roles: esposa, madre y profesional, esos apoyos, a lo largo del camino, han sido fundamentales para mi crecimiento personal y como ejecutiva en una de las empresas más emblemáticas de la región. La gratitud también pasa por la humildad de un autoconocimiento serio, en el que las personas logran tener claridad sobre sus fortalezas y debilidades, y en el que se reconoce el bienestar que aportan muchos en tu vida y cuando entiendes que en algún punto necesitas una mano amiga y que la perfección no existe.
Para eso, es importante la reflexión personal y contestar distintas preguntas: ¿De dónde vienes? ¿Qué
has hecho? ¿Hacia dónde vas? ¿Cómo estás viviendo tu vida? ¿Cuáles son tus valores? Tener un plan de vida y un propósito, y seguir un proceso de formación continua es fundamental. Lo comparto como una recomendación esencial en el desarrollo personal porque funciona. Hace unas semanas terminé un programa sobre el liderazgo de la mujer, que refrescó la definición de mis propósitos y la huella que como mujer puedo dejar.
Las mujeres conformamos la mitad del mundo y tomamos decisiones que contribuyen a la sostenibilidad de las empresas y de las familias”.
Siento un enorme agradecimiento por las mujeres que han sido un ejemplo de vida y una fuente de inspiración para mí. Agradezco que, en el ámbito laboral, he podido empatar mis valores personales con los de la empresa en la que trabajo, que no solo privilegia mi desarrollo personal y el de la familia, sino que es un lugar en el que también se viven los valores, en donde guían y enseñan.
Me emociona seguir compartiendo, en otras ediciones, reflexiones sobre las competencias que como mujeres debemos desarrollar para disfrutar de las inmensas oportunidades que se nos presentan para desarrollarnos personal y profesionalmente y para dejar una huella en las empresas y en la sociedad. Las mujeres conformamos la mitad del mundo y tomamos decisiones que contribuyen a la sostenibilidad de las empresas y de las familias.
Soy testigo de la felicidad que genera el poder que da la gratitud. Mi agradecimiento y felicitación a Cámara de Industria de Guatemala (CIG), por abrir un espacio de expresión como este, en el que mujeres colegas con múltiples roles seguiremos aportando y sumando valor con nuestras experiencias de vida.
Por: Luisa Fernanda Migoya de Bosch
