El comercio a nivel global ha sido una buena noticia para la economía, puesto que en el proceso del intercambio del bien o del servicio se va generando un progreso técnico, inversión y capital humano. Impacta directamente en la generación de empleo, aumentando la producción para atender nuevos mercados, es por ello que surge el interés de asegurar el dinamismo y la facilitación del comercio para el desarrollo y prosperidad de los países.
A pesar de que el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) de 1994 ya incluía capítulos sobre libertad de tránsito, valoración en aduanas, derechos y formalidades en importación y exportación, y publicación y aplicación de los reglamentos comerciales, fue en la Conferencia Ministerial de Singapur de 1996 donde se pidió realizar estudios sobre la simplificación de procedimientos de comercio exterior para la viabilidad de establecer normas al respecto. Este equipo evidenció las problemáticas que las empresas importadoras y exportadoras enfrentaban en las aduanas. Luego de varios años de negociación, en el 2013, en la Conferencia Ministerial de Bali, se concluyeron las negociaciones del Acuerdo de Facilitación del Comercio, firmado en los casi 20 años de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Dicho Acuerdo contiene disposiciones para agilizar el movimiento, levante y el despacho de mercancías. Está contenido en tres secciones: la sección I contiene disposiciones para la facilitación del comercio; la sección II es sobre el trato especial y diferenciado que permite a los países en desarrollo dar cumplimiento a las disposiciones de la sección anterior; y la sección III es sobre la creación del Comité de Facilitación del Comercio. Es evidente que nuestras autoridades tienen gran parte de la responsabilidad en dar cumplimiento a este Acuerdo.
La Organización Mundial de Aduanas (OMA) reconoce un nuevo enfoque para asegurar y facilitar el comercio: la seguridad de la cadena logística, identificando a cada uno de los actores que participan en ella, y la importancia en garantizar la seguridad de manera transversal desde el inicio hasta el final de la cadena logística. La OMA propone el “Marco SAFE de la OMA”, documento que es considerado como herramienta para asegurar y facilitar el comercio. Esta propuesta cobra relevancia al presentar una ecuación en donde una variable es la aduana y la otra es el sector privado. Las aduanas deben cumplir con al menos tres misiones en su gestión: recaudar tributos, facilitar el comercio y no perder el control para garantizar el bien ciudadano (no terrorismo, armas, estupefacientes, plagas, etc.). Esto solo lo podrán lograr teniendo una colaboración estrecha con las empresas para garantizar la protección de las personas, las cargas y los procedimientos.
La propuesta establece que las administraciones de aduanas se asociarán con empresas que libremente opten por habilitarse como Operador Económico Autorizado (OEA), demostrando que han tomados las medidas que garanticen esa seguridad de la cadena logística internacional. Las autoridades aduaneras se comprometerán a reconocer a estas empresas como socios autorizados, lo que les permitirá facilitar el comercio legítimamente y, por ende, recibir beneficios tangibles en forma de tratamiento acelerado de sus mercancías y otras medidas que repercutirán en la reducción de tiempos de despacho aduanero. Esto implicará una mejor eficiencia en el costo, una mejor reputación de la empresa, mayores oportunidades comerciales, mejor comprensión de los aduaneros y una comunicación directa y más efectiva entre la empresa y la administración aduanera. Entre más empresas OEA tenga un país, el país se hace más competitivo.
El comercio a nivel global ha sido una buena noticia para la economía”.
Muchas empresas muestran interés por habilitarse y otras más se habilitan, pero el reto está en mantenerse habilitadas a un largo plazo. Para lograrlo, es vital que sepan que los beneficios implican una responsabilidad ante las autoridades y ante el país:
La responsabilidad de saber hacer las cosas. Las capacitaciones tienen un factor importante porque todos los colaboradores de las empresas deben saber identificar los factores de riesgo, los riesgos mismos y la administración de estos riesgos para anularlos, minimizarlos o asumirlos, considerando controles operativos y administrativos que los mitiguen. También deben conocer quiénes son las partes o actores interesados en el negocio que tendrán un efecto positivo o negativo en el logro de los objetivos de seguridad.
La responsabilidad de su gestión. Todos los procesos de la organización deben estar debidamente documentados y deben evidenciar la trazabilidad necesaria para identificar oportunidades de una mejora continua y para reaccionar de manera inmediata ante algún imprevisto que ayude a identificar un nuevo riesgo y permita tomar acciones correctivas de manera inmediata.
La responsabilidad de evaluar su desempeño. La empresa debe tener una medición constante de su desempeño para evidenciar el logro de los objetivos o el incumplimiento de los mismos. Esto permitirá las correcciones oportunas, identificar las nuevas oportunidades o nuevos riesgos y replantear nuevamente sus acciones.
La responsabilidad de cumplimiento y ética. La empresa es responsable de asegurar el cumplimiento normativo, fiscal y ético durante la planeación, desarrollo y medición de las operaciones de la empresa. Esta normativa alcanza a terceros como fabricantes, proveedores y vendedores que ayudan a cumplir con el desempeño de la empresa.
Responsabilidad de la seguridad física de las instalaciones. Se trata de tener adecuadas instalaciones que permitan garantizar las operaciones que se realicen, pero también de garantizar la continuidad de las mismas, evitando accidentes o circunstancias que demeriten la calidad de la gestión de la empresa.
Responsabilidad de la seguridad de la información. Cada empresa que sea habilitada debe ser consciente de que las medidas que se tomen en cuanto a la información deben garantizar la seguridad de la cadena logística. La información debe ser legible, oportuna, íntegra y confiable.
La responsabilidad de comunicación, intercambio de información y representación sectorial. Las empresas deben saber comunicar y brindar información que permita a las autoridades implementar medidas apegadas a los negocios. La representación sectorial en mesas técnicas ayudará a que las aduana puedan diseñar controles efectivos que permitan cadenas de abastecimiento seguras. La globalización, la tecnología, la pandemia y la innovación misma exigen que las empresas permanezcan en constante comunicación con sus autoridades, propiciando un nivel de confianza en donde la propuesta sea un factor permanente para lograr resultados conjuntos.
La responsabilidad en el recurso humano. La selección, contratación, administración y retiro del recurso humano es fundamental para garantizar la seguridad de las personas mismas, las mercancías y sus procedimientos. El personal debe ser seleccionado cumpliendo con medidas rigurosas de contratación que permitan considerar al personal como confiable.
Entre más empresas OEA tenga un país, el país se hace más competitivo”.
Tal y como lo establece el Marco SAFE de la OMA, la clave del éxito de esa cooperación entre aduana y empresa se basa en varios factores clave que deben asumirse con respeto mutuo de las funciones y responsabilidades de cada parte. La facilitación del comercio, por tanto, no recae únicamente en el sector público, ya que las empresas son por mucho un protagonista esencial para hacer de esta propuesta un referente de su país y un éxito a nivel mundial.
Por: Mgtr. Patricia Aguilar | Empresaria, agente de aduanas y gestora OEA