Cultura de eficiencia energética

La implementación de proyectos de eficiencia energética es una de las mejores prácticas para disminuir el consumo energético, contaminación, cambio climático y por supuesto obtener ahorros monetarios.

Colaboración especial: José Samuel Monterroso
Gestor Energético Certificado (CEM®)
Ingeniero Certificado en Edificaciones Sostenibles (CGBE™)

La palabra cultura se asocia con la acción de cultivar o practicar algo. Según la Real Academia Española, puede ser el resultado o efecto de prevalecer conocimientos humanos y conjuntos de modos de vida.

Partiendo de esta premisa, se puede inferir que la cultura de eficiencia energética no es únicamente un conjunto de estilos de vida, costumbres y conocimientos destinados a promover e implantar hábitos que garanticen el empleo eficiente de la energía, sino que va más allá; ya que a mediano y largo plazo apoya a disminuir la contaminación, gases de efecto invernadero y el cambio climático.

Para implementar una cultura de eficiencia energética es necesario contar con conocimientos y experiencia en gestión de la energía, pero… ¿qué es la administración o gestión de la energía?: es el uso de principios económicos e ingenieriles, para el control del costo de la energía necesaria para cubrir las operaciones de un edificio o industria.

La mayoría de los ahorros en costos energéticos provienen de las mejoras en la eficiencia energética. Algunos resultan de cambiar los patrones de utilización de energía y en el cambio de fuentes de energía. En torno a esto, existe un principio fundamental para la gestión de la energía: es más importante un sistema continuo de identificación de oportunidades, que la detección de una oportunidad aislada.

Por esto es de suma importancia realizar:

  • Auditorías energéticas.
  • Identificar, analizar y priorizar las oportunidades de mejora.
  • Implementar los proyectos de ahorro de energía y entrenamiento al personal.
  • Monitorear, registrar, fijar metas y reportar el desempeño energético.

¿Qué deberíamos hacer en Guatemala?

  •  Los guatemaltecos, padres de familia y líderes de los hogares, deberían informarse y poner en práctica una cultura de eficiencia energética. Afianzando la información en los más pequeños, para que ellos sean los agentes de cambio para la comunidad en la que viven, sus centros de estudio y para el país.
  • El gobierno es el actor principal y clave, el cual puede y debe impulsar medidas como: informar, incentivar, formar y capacitar a las personas para que promuevan e implementen una cultura de eficiencia energética con acciones reales y apegadas a nuestra realidad. Y no por cumplir un compromiso o requisito o que solo se quede en la realización de un documento que no tendrá ningún impacto real y solo servirá para cumplir durante el período de un mandato.
  • En Guatemala hay dos empresas industriales certificadas con la norma internacional de Gestión de la Energía ISO 50001. Esta es voluntaria, pero sus beneficios son, tanto ambientales como económicos, pero al no contar con algún incentivo o apoyo por parte del Gobierno, la industria y el comercio no van más allá de lo que puedan realizar sus propios colaboradores en materia de ahorro y eficiencia energética.

«El ahorro de energía, su consumo responsable y el uso eficiente de las fuentes energéticas son esenciales en todos los niveles.»

Barreras
Estos son algunos obstáculos que surgen en la realización de un programa o en la implementación de la cultura de eficiencia energética que sea funcional y sostenible en el tiempo.

Externas

  • Insuficiencia de las señales de precios.
  • Debilidad institucional.
  • Insuficiente capacidad técnica.
  • Falta de fuentes de financiamiento.

Son particularmente importantes las señales de precios y el fortalecimiento de las instituciones para trazar y controlar las políticas energéticas. Solventadas estas barreras, será más fácil buscar solución para la elevación de la capacidad técnica y la obtención del financiamiento necesario.

Internas

  • Desconfianza con personal externo.
  • Prioridad de inversión en áreas asociadas a la actividad principal.
  • Insuficiente evaluación y fundamentación técnico económica de los proyectos de eficiencia energética.
  • Los esfuerzos necesarios no se perciben como justificables con los retornos esperados.
  • Desconocimiento y desinterés de los tomadores de decisiones.
  • Resistencia interna de los involucrados en la gestión energética, al sentirse evaluados y cuestionados en su desempeño.
  • Dificultad creciente en el proceso de ahorro de energía.
El camino hacia la eficiencia energética
Este puede recorrerse adoptando estrategias que se dirijan a: reducción de la demanda energética, obtención de la diversidad energética, máximo aprovechamiento del uso de energías renovables, innovación tecnológica y automatización, autoconsumo a través de energías renovables instaladas en el propio recinto y modificación de los hábitos de consumo.

El contenido de Industria&Negocios no necesariamente representa la opinión de Cámara de Industria de Guatemala; cada artículo es responsabilidad de sus autores.

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