La prolongación de este tiempo de crisis representa una mezcla de amenazas para el Sector Empresarial y la forma de afrontarlas es una prueba que define la integridad y ética corporativa.
Hay dos referentes a nivel global que enmarcan la importancia de la promoción de la integridad en los entornos de negocio. La última Encuesta Global de Integridad 2020 de Ernst and Young, hace referencia a que la COVID-19 es una prueba a la integridad corporativa; los resultados apuntan a tres acciones clave que deben ser atendidas con el fin de garantizar la integridad mientras se gestiona la crisis y para posterior:
1. Reforzar la cultura de integridad a todo nivel de la empresa.
2. Fomentar relaciones de confianza con terceros, basadas en la integridad.
3. Proteger los datos y maximizar el empleo ético de su valor.
El segundo referente, es la Guía de ICC, Integridad para una respuesta y reconstrucción resiliente post-COVID- 19, la cual alienta a los líderes a mantener los más altos estándares de integridad en las transacciones comerciales y a seguir actuando de manera responsable, dado que una crisis no es una excusa para participar en conductas poco éticas y corruptas y refuerza cuatro puntos principales:
1. Integridad y transparencia en la contratación en tiempos de crisis.
2. Combatir prácticas ilícitas.
3. Abordar los riesgos de corrupción relacionados con aduanas.
4. Preservar el Estado de Derecho.
Al revisar estas acciones propuestas es evidente que la pandemia ha representado para las empresas, un proceso de toma de decisiones con nuevos dilemas éticos, los cuales ponen sobre la mesa la discusión de la oportuna existencia y efectividad del código de ética y conducta, que enmarca la actuación de los colaboradores y orienta al empresario en momentos de crisis.
Los códigos de ética en las empresas deben evolucionar, de ser un compendio de normas y reglas que muchos conocen, pero pocos aplican, a ser una herramienta que fomenta la cultura de la organización o empresa, subrayando cómo se hacen las cosas y orientando el comportamiento en todos los ámbitos.
No hay duda que existen nuevos retos, pero también nuevas oportunidades para que todos cumplan con los más altos estándares de integridad, transparencia y ética y apliquen la innovación con nuevos mecanismos de fomentar espacios de integridad.
Astrid Perdomo
Coordinadora de sostenibilidad CIG