Ago-10 Priorización y transparencia

Deben prevalecer en programa de reconstrucción nacional
Empresarios y analistas reiteran que en la reconstrucción de la infraestructura dañada por Ágatha y la erupción volcánica debe prevalecer la transparencia y la priorización de los recursos.
Hernán Guerra

Las pérdidas humanas que dejaron la tormenta Ágatha y la erupción del volcán Pacaya son irreparables, pero el país debe seguir adelante y recuperar la infraestructura que ambos fenómenos naturales dañaron severamente. Pero el dilema es de dónde obtener los recursos para emprender las obras de reconstrucción. Las respuestas a esta interrogante pueden ser muy diversas pero con un denominador común: prioridad y transparencia. ¿Se puede seguir endeudando más al país?, ¿Acaso no es momento de reorientar el gasto?, ¿es factible la emisión de un bono obligatorio como ha anunciado el Presidente Álvaro Colom? ¿Cuánto es lo que realmente se necesita? y ¿Cuáles serán las prioridades?

Los miles de millones

Como parte del plan de reconstrucción y transformación presentado por el Gobierno, la Secretaría de Planificación y Programación de la Presidencia (Segeplan) delimitó las áreas en las que se pretende trabajar, las cuales serían: asistencia humanitaria, recuperación de medios de vida y reactivación económica, adaptación y mitigación al cambio climático y fortalecimiento institucional. También, un equipo de Naciones Unidas, coordinado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), explicó que luego de una evaluación técnica, esa instancia determinó que los daños y pérdidas de Ágatha y la erupción volcánica ascienden a unos US$982 millones (Q7 mil 856 millones). Sin embargo, Colom ha hablado de más de US$9 mil millones, argumentando que en los cálculos de la Cepal no se tomaron en cuenta trabajos que deben hacerse para prevenir futuros desastres.
En cambio, de acuerdo a un estudio realizado por la Fundación Guatemala 20 20, no todos los daños deben ser cubiertos con recursos del Estado, pues parte de éstos también fueron provocados a la propiedad privada. Por consiguiente, añade que es importante hacer esa división, a fin de evitar confusiones al momento de hacer las estimaciones. Según esta entidad, las necesidades fiscales para la reconstrucción no deberían superar los Q4 mil 800 millones.
Por lo pronto, y ante la escasa transparencia en el gasto público que ha caracterizado a la actual administración, para los guatemaltecos resulta impensable o poco convincente pensar en más recargos impositivos, que vendrían a castigar a miles de de micro, pequeñas y medianas empresas y a los guatemaltecos en general, que empiezan a recuperarse de la crisis económica y financiera mundial.

Priorización y transparencia
El ex presidente de Cámara de Industria de Guatemala (CIG) y miembro de la Junta Monetaria, Sergio De la Torre, consideró que la reconstrucción del país debe financiarse con fondos ya existentes, mediante la reorientación de los recursos. En ese sentido, explicó que lo más sano para el país es suspender gastos no prioritarios y trasladarlos al plan de reconstrucción. Sostuvo que un bono no es una buena opción y, por lo tanto, lo rechaza pues castigaría a muchos pequeños empresarios y a la población en general. El endeudamiento externo tampoco sería conveniente pues, aunque el país aún tiene cierto margen para contraer créditos externos, no es saludable para las finanzas públicas, explicó De la Torre. Los únicos recursos externos que pueden utilizarse son los préstamos ya aprobados por el Congreso de la República, sostuvo el empresario. “Lo que sí debe prevalecer, cualquiera que sea la fuente o fuentes de financiamiento para este fin, es la transparencia”, dijo. A su criterio, debe integrarse una comisión con representantes de la comunidad internacional, sector público y sector privado, para velar por el buen uso de los recursos.
Jorge Montenegro, presidente de la Cámara Guatemalteca de la Construcción, coincidió con De La Torre. “Creemos que se debe priorizar la inversión en la infraestructura más urgente para el país”, sostuvo. Para trabajar en esas prioridades, Montenegro consideró que se debe partir de las carreteras centroamericanas que no tengan accesos alternos. Y sobre las fuentes de financiamiento, el empresario consideró que para empezar, deben utilizarse los fondos provenientes de donaciones. Asimismo, sostuvo que las obras a reconstruir deben estar bien delimitadas, con un principio y un fin, no como ocurrió con el huracán Mitch y la tormenta Stan. Luego de estos fenómenos, no se definieron con claridad las obras a reconstruir y muchas se quedaron inconclusas, al extremo que algunas aún están abandonadas o a medias, recordó Montenegro.
A manera de conclusión, Montenegro reiteró que luego priorizarse las obras a reconstruir, el reto del Gobierno es diseñar una buena parte del presupuesto de 2011 para continuar con el plan, haciendo énfasis en una mezcla con las fuentes de financiamiento, incluyendo las donaciones y, “eventualmente un bono, pero para que esta ponencia sea aceptada, es vital que se garantice la transparencia”, reiteró.
El ministro de Finanzas Públicas, Edgar Balsells, explicó que por ahora (hasta el 20 de julio) aún no se ha definido con detalle cómo se financiará el programa de reconstrucción, aunque admitió que se barajan muchas opciones. Lo que sí aseguró es que en el presupuesto del próximo año se incluirá buena cantidad de recursos para ese fin, dándole prioridad a las obras más urgentes.
Para el diputado de la Comisión de Economía del Congreso, Mariano Rayo, si se toma como válido el dato de Q7 mil 800 millones que costaría la reconstrucción, dividido en varios años, la instancia más sana para financiar ese costo es vía los fondos ordinarios del Estado y reorientando el gasto público. Y si surge una necesidad complementaria, buscar otras fuentes extraordinarias pero que estén bien programados para no alterar la política monetaria del país. “Lo que no queremos es que se sigan aprovechando recursos que se pudieran destinar al aparato productivo”, precisó el parlamentario.
Cuidado con las excusas
La Fundación Guatemala 20 20 hizo una serie de recomendaciones a fin de que las autoridades no tomen como argumento los estragos de Ágatha para ejecutar gastos desmedidos que pongan en riesgo la estabilidad macroeconómica del país. Entre otros, recomendó lo siguiente:
Que los ajustes fiscales que se requieran para enfrentar el desastre se apeguen a la realidad.
Que se evite usar de excusa el impacto de Ágatha para inflar indebidamente los gastos.
Un aumento inmoderado del déficit fiscal podría provocar problemas de sostenibilidad al funcionamiento del gobierno y al servicio de la deuda, con graves efectos macroeconómicos.
Es crucial que se guarde mucho cuidado en la transparencia del uso de los recursos que se destinen a la reconstrucción.
Deben establecerse normas estrictas en la calidad de la obra pública para que la misma sea duradera y resista los embates de fenómenos naturales posteriores.

“Creemos que se debe priorizar la inversión en la infraestructura más urgente para el país”.

Jorge Montenegro, Presidente
Cámara Guatemalteca de la Construcción

“La reconstrucción del país debe financiarse con fondos ya existentes…”

Sergio De la Torre, Ex presidente de CIG y miembro de la Junta Monetaria

“Los recursos deberían provenir de una reorientación de gastos, de una ampliación presupuestaria y de la contribución extraordinaria de los ciudadanos”.

Richard Aitkenhead
IDC Asesores Financieros

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