Por: Carlos Rafael López Ruiz | Coordinador de Inteligencia Comercial de Cámara de Industria Guatemala
En Guatemala, el panorama laboral enfrenta un desafío significativo: un alto grado de empleo informal que, según la Encuesta Nacional de Empleo e Ingresos del INE, mantiene al 80.5% de la población ocupada dentro de la informalidad. Además, solo un 21.8% de mujeres y un 19.2% de hombres ocupados alcanzan un nivel educativo equivalente al diversificado completo, reflejando la necesidad de reforzar las capacidades educativas y laborales en el país.
A pesar de la alta participación en sectores como manufactura textil y agroindustria, la oferta formativa específica para estas industrias sigue siendo limitada. Por ejemplo, aunque Guatemala gradúa ingenieros agrónomos, no se cuenta con especializaciones en sectores clave como azúcar, palma, flores y verduras. Este desajuste entre la formación educativa y las demandas del mercado laboral afecta la productividad económica y aumenta los costos empresariales en capacitación y supervisión.
Fortalecer la capacitación laboral es clave para convertir al talento humano en el motor del desarrollo económico de Guatemala”.
Sin embargo, los últimos años han mostrado un crecimiento en la oferta formativa en áreas tecnológicas, reflejando un esfuerzo por adaptarse a la evolución económica global. En este contexto, instituciones como el Instituto Técnico de Capacitación y Productividad (INTECAP) desempeñan un papel crucial, ofreciendo programas técnicos alineados con las necesidades del mercado.
Además, la formación empresarial formal e informal ofrece múltiples opciones para mejorar las capacidades laborales. Desde programas avalados por el Ministerio de Educación, como diversificados, licenciaturas, maestrías y doctorados, hasta diplomados y certificaciones de corta duración ofrecidos por escuelas de negocios locales e internacionales, siendo la oferta variada y flexible.
Invertir en la formación continua de los colaboradores no solo mejora sus habilidades, sino que también fomenta la permanencia y el sentido de pertenencia en las empresas. Esta estrategia no solo beneficia a la organización, al preparar internamente al personal para ocupar mejores posiciones, sino que también contribuye al desarrollo profesional y social del país.
Fortalecer la educación y la capacitación laboral es clave para convertir al talento humano en el motor del desarrollo económico de Guatemala, atendiendo tanto las demandas actuales como los retos del futuro.