La certificación de oficiales de cumplimiento es crucial para la profesionalización del sector, ya que responde a la evolución del rol desde la década de 1970. Desde esta época, con la aparición de regulaciones complejas en sectores como el financiero y de la salud, la necesidad de una función de cumplimiento específica comenzó a perfilarse. Inicialmente, estos roles se asignan a empleados con otras tareas, pero no tarda en requerir una dedicación exclusiva.
En la década de 1990, los escándalos corporativos evidenciaron la necesidad de un enfoque más robusto en cumplimiento, donde se impulsaron leyes como la Sarbanes-Oxley que demandaban transparencia y rigurosos controles internos. Esto marcó el comienzo de una nueva era de crecimiento y desarrollo para la función de cumplimiento, estableciendo la base para la profesionalización que observamos en la actualidad.
La década de 2010 consolidó al oficial de cumplimiento como un rol clave dentro de las estructuras corporativas, cambiando de una postura reactiva a una proactiva, enfocada en cultivar una cultura interna de cumplimiento. La demanda de profesionales certificados creció, reflejando la especialización y el reconocimiento del campo.
La certificación que se introduce con el programa GuateÍntegra de Cámara de Industria de Guatemala (CIG), atiende a esta tendencia mundial de cumplimiento. Ofrece a los profesionales la oportunidad de afianzar su rol, ya sea dentro de su organización actual o en el mercado más amplio, y responde a la demanda global de expertos capaces de implementar los más altos estándares internacionales en ética y cumplimiento.
La certificación de oficiales de cumplimiento es crucial para la profesionalización del sector”.
El programa se estructura en dos niveles, permitiendo la entrada tanto a profesionales iniciales como a aquellos con un perfil más sólido. Se espera que los que comiencen con la certificación técnica asciendan eventualmente a la certificación senior, promoviendo así una trayectoria de crecimiento y aprendizaje continuo.
Las ventajas de tener un oficial de cumplimiento certificado son múltiples: garantiza conocimientos y habilidades específicas, otorga credibilidad a la organización, establece estándares reconocidos de prácticas de cumplimiento, exige educación continua para mantener la certificación y demuestra un compromiso auténtico con el cumplimiento. Además, ayuda a mitigar los riesgos de incumplimiento, evitando posibles sanciones y protegiendo la reputación de la empresa.
En conclusión, la certificación del puesto no solo enriquece la eficacia individual del oficial de cumplimiento, sino que también fortalece la integridad de la cultura corporativa y promueve una estructura de cumplimiento sólida y responsable en toda la organización y, por consiguiente, en la sociedad.
Por: Paola de la Torre | Founder & CEO de ECOMPLIANCE