En las últimas décadas, las mujeres se han visibilizado en el mundo de los negocios. Llegaron a ocupar posiciones que antes solo se reservaban para hombres, sin embargo, este logro no se debe atribuir a la falsa creencia de que las mujeres son superiores, sino a la oportunidad que se ha tenido de que se desarrollen de manera profesional, con empeño y dedicación.
Es importante reconocer lo admirable que es la presencia de las mujeres en ambientes laborales, ya que, a pesar de esto, la mayoría no han dejado a un lado sus roles tradicionales: madres, esposas, estudiantes, etc. Se han acoplado a las demandas del entorno, realizando varios papeles a la vez, retándose a sí mismas y demostrándose lo capaces que pueden llegar a ser. Han aprovechado habilidades como la atención al detalle, el orden y la organización para realizar su trabajo de manera excepcional.
Al hablar de mujeres en los ambientes de trabajo no solo hablamos de ejecutivas. Si ponemos atención, la presencia femenina abarca la mayoría de los niveles organizacionales. Inclusive, en algunas organizaciones el tema de la empleabilidad femenina ha tomado un rol protagónico, por lo que se esfuerzan en tener un balance entre su fuerza laboral, teniendo porcentajes similares tanto de mujeres como de hombres. Otras organizaciones crean proyectos específicos para alentar a las mujeres por medio de programas de formación que resultan el vehículo para llegar a ocupar diferentes puestos. Si investigamos, encontraremos que el tema de las mujeres en entornos laborales ya tiene historia.
En la medida que invertimos en nosotras mismas podemos ser un recurso mucho más valioso para las organizaciones”.
Ahora bien, no solo se trata de fomentar en las empresas que aprovechen el talento femenino en sus diferentes áreas, sino que también es indispensable hablar del rol protagónico que cada una de ellas debe asumir al construirse a sí misma como una profesional en todo el sentido de la palabra. Esto nos lleva a hablar de la inminente necesidad de tomar la responsabilidad absoluta por embarcarse en procesos que conlleven el crecimiento personal y profesional. En la medida que invertimos en nosotras mismas podemos ser un recurso mucho más valioso para las organizaciones. Entonces, la pregunta para las mujeres trabajadoras es: ¿Qué haces para adquirir nuevas habilidades y conocimientos?
Actualmente, la demanda del desarrollo de nuevas habilidades es un tema que no se debe dejar de lado. En los negocios se demandan cada vez más habilidades, como liderazgo, innovación, pensamiento crítico, comunicación efectiva, fuerza de voluntad, adaptabilidad, autonomía e inteligencia emocional, por mencionar algunas, siendo indispensables para gestionarse en cualquier puesto de trabajo. El desarrollo de habilidades blandas tiene la gran ventaja de que no va ligado a procesos de educación formal o grados académicos, pues se pueden autogestionar de manera consciente para así alcanzar un nivel mayor de competitividad.
No solo se trata de que se exija o demande a las empresas crear entornos aptos para que las mujeres se desarrollen profesionalmente, es aún más necesario pensar en qué estamos haciendo las mujeres para lograr incrementar nuestras habilidades y conocimientos, con el propósito de ser reconocidas por los logros y la productividad alcanzada. Que la meta sea ese sello de garantía de excelencia en lo que hacemos, porque somos mujeres y podemos.
Por: Fabiola Aguilar de Fuentes | Coach laboral y personal