Todos estamos cansados del COVID-19, ya que amenaza nuestro estilo de vida, el ejercicio de nuestra actividad empresarial y nuestras perspectivas económicas. Sin embargo, la pandemia continúa y es previsible que más de 6 millones de personas mueran en todo el mundo antes de que desaparezca. Hasta el 19 de enero de 2022, la región de América Latina y el Caribe tenía casi 1,57 millones de muertos (el 28,2% de las muertes en todo el mundo con el 8,38% de la población mundial).
En América Latina y el Caribe –una de las regiones más vacunadas del mundo– el COVID-19 se está desacelerando porque más del 60% de la población está totalmente vacunada. No obstante, expertos afirman que esto no será suficiente, ya que la región sigue siendo vulnerable a la variante Ómicron. Debido a la lentitud en la administración de las vacunas de refuerzo y a la gran dependencia de algunos países como Argentina, Chile y Perú, por las vacunas chinas, que tienen menos eficacia contra la nueva variante, el final puede ser esquivo.
Mientras continúan los esfuerzos de vacunación, muchos gobiernos de América Latina están probando diversas acciones: Argentina y México muestran un enfoque más liberal. Argentina se ha abstenido de imponer restricciones de movimiento y está promoviendo el turismo interno mediante créditos en efectivo para los viajeros, y México ha permanecido abierto a visitantes extranjeros y ha registrado una fuerte temporada turística.
Otros países han adoptado medidas más estrictas: Perú ha impuesto un toque de queda nocturno y ha reforzado los límites de capacidad en los espacios públicos; Ecuador ha retrasado toda la escolarización en persona; Bolivia exigirá vacuna o prueba de PCR negativa para acceder a la mayoría de los espacios públicos; y en Brasil, muchas ciudades cancelaron los desfiles de carnaval.
Los requisitos de vacunación por parte de los empleadores no han sido uniformes. En Brasil, el gobierno ha prohibido que las empresas exijan la vacunación a sus empleados, a pesar de la existencia de un movimiento del sector privado para fomentar la vacunación. Una situación similar se presenta en México, en donde la legislación laboral prohíbe la obligatoriedad de la vacunación. En Perú, los empleadores pueden suspender el vínculo laboral de un trabajador no vacunado, sin el pago de una indemnización, cuando no pueda realizar un trabajo a distancia. En Costa Rica, la vacunación es obligatoria para los trabajadores del sector público y los empleadores privados están autorizados a exigir la vacunación de sus empleados. El papel de las empresas ha sido, en gran medida, determinado por los decretos del gobierno.
Mientras continúan los esfuerzos de vacunación, muchos gobiernos de América Latina están probando diversas acciones”.
¿Cómo será el futuro? Los expertos sugieren que necesitamos nuevas formas de enfrentar la pandemia. El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, ya ofrecía algunas ideas desde diciembre de 2021: «Las vacunas por sí solas no sacarán a ningún país de esta crisis. Los países pueden, y deben, prevenir la propagación de Ómicron con medidas que resultan eficaces hoy en día. No son las vacunas en lugar de las mascarillas, no son las vacunas en lugar del distanciamiento, no son las vacunas en lugar de la ventilación o la higiene de las manos. Hacerlo todo. Hacerlo sistemáticamente. Hacerlo bien», dijo.
La situación en América Latina es diferente a la de Europa y Norteamérica, en donde la distribución ya no plantea problemas significativos y el mayor problema no solo es convencer a la gente, sino entender qué es lo que tenemos que hacer para sumar a quienes aún dudan de la validez de la vacuna.
Si bien hay múltiples factores que han impedido alcanzar un mayor índice de vacunación y una respuesta completa a la pandemia, la mala distribución de las vacunas ha sido un problema. En general, el sector privado no ha sido convocado para ayudar de manera significativa, a pesar de que las empresas de toda la región cuentan con experiencia, capacidad y voluntad de colaboración. Solo en Perú, en donde más del 90% de las personas cuentan con dos vacunas, el sector privado está colaborando con apoyo logístico al Estado.
A dos años de la pandemia, el papel central de la comunidad empresarial latinoamericana ha sido promover políticas prudentes y apoyar las estrategias de suministro de vacunas de los gobiernos y de recaudación de recursos necesarios para que el mayor número posible de ciudadanos esté totalmente vacunado. Los países y comunidades empresariales pueden adoptar un enfoque personalizado que proteja a los trabajadores, clientes y a sus comunidades.
Las empresas también pueden adherirse al desafío mundial COVID-19 en el lugar de trabajo y ser parte de un movimiento que muestra el rol de confianza que juegan los empleadores para proteger a sus trabajadores y elevar el nivel de conocimiento científico sobre las vacunas entre ellos.
Los países y comunidades empresariales pueden adoptar un enfoque personalizado que proteja a los trabajadores, clientes y a sus comunidades”.
Por último, aunque la vacunación es el arma principal, la promoción de la vacuna COVID-19 como la única solución tiene implicaciones que minan la confianza, al mismo tiempo que descuidan y socavan las estrategias existentes, como el uso de cubre bocas. También debemos empezar a preparar la adquisición y distribución equitativa de medicamentos para tratar el virus.
Actualmente, las vacunas han demostrado ser eficaces para prevenir la enfermedad y la hospitalización, y para ayudarnos a volver a un mundo post-pandémico (endémico). En resumen, apoyamos el mensaje del director general de la OMS para que todos trabajemos juntos: » Haciéndolo todo. Haciéndolo con constancia. Haciéndolo bien».
Por: María Fernanda Garza Merodio, Primera Vicepresidenta de la International Chamber of Commerce (ICC Mundial) y Scott Ratzan MD, Director Ejecutivo de la Iniciativa de Socios Empresariales para el Desarrollo Sostenible de la Fundación del Consejo Empresarial Internacional de EE. UU. (ICC EE. UU.)