¿Es suficiente impulsar el crecimiento económico?

 

por Lisardo Bolaños

El crecimiento puede estar siendo generado en actividades económicas que producen muy poco empleo y/o en actividades que son sólo para trabajadores con muchos años de estudio, altas capacidades técnicas o que tienen contactos locales e internacionales.

Guatemala tarda 40 años para duplicar el Producto Interno Bruto (PIB) per cápita, es decir, su ingreso promedio mientras que India, China, Perú y Panamá pueden lograr duplicar el ingreso promedio de sus habitantes en menos de diez años.

Esto tiene implicaciones importantes en las estrategias para la reducción de la pobreza, así como para el bienestar de las familias. Padres de familia con mayores ingresos pueden dedicar más recursos a la nutrición, salud y educación de sus hijos o pueden estimularlos con libros y juguetes. También pueden cambiar los pisos de tierra de sus casas.

Como si esto no fuera suficiente, el empleo creado podría llegar a jóvenes que, en lugar de elegir una vida delictiva, podrían obtener un empleo a cambio de un salario y el respeto de su comunidad.

Sin embargo, el crecimiento de la economía no es suficiente para lograr estos resultados. El crecimiento puede estar siendo generado en actividades económicas que producen muy poco empleo y/o en actividades que son sólo para trabajadores con muchos años de estudio, altas capacidades técnicas o que tienen contactos locales e internacionales. Por lo mismo, cuando se habla de crecimiento económico como un factor relevante para resolver los problemas sociales del país se debe tomar en cuenta si realmente estará generando empleo para ensanchar la clase media.

Hoy, Guatemala no es un ejemplo de crecimiento económico que genere buena cantidad de puestos de trabajo de calidad para ampliar la clase media. Por cada punto porcentual que crece el PIB, el empleo formal (simplificado en aquel que cotiza al Instituto Guatemalteco de Seguridad Social) se incrementa sólo un 0.6 puntos porcentuales. Esto se traduce en que en los últimos veinte años, mientras entran 200 mil jóvenes a la fuerza laboral, sólo se crean 20 mil empleos formales. La relación entre crecimiento económico y empleo formal es tan mala, que el año que más hemos crecido en esta década fue un 6.3 por ciento, en 2007 y sólo se crearon 47 mil empleos formales. Mientras tanto, 153 mil trabajadores tuvieron que acudir al subempleo, la informalidad o a alguna forma de “empresarialidad” precaria para resolver sus problemas de generación de ingresos.

El reto de crear empleos formales es aún más apremiante cuando la economía mundial aún no muestra signos de recuperación. Distintos países europeos no dejan de mostrar problemas de desempleo creciente, endeudamiento público insostenible, falta de confianza de los inversionistas y un crecimiento económico débil. Estados Unidos, a pesar de muestras de recuperación económica y en su tasa de desempleo, aún no puede decirse que ha logrado salir completamente de los problemas que lo llevaron a la crisis. Otro país importante en la esfera económica mundial, China, muestra signos de debilitamiento en su sector inmobiliario así como en sus importaciones y exportaciones, lo cual podría ser el inicio de un problema macroeconómico profundo.

Tampoco se vale ofrecer sólo crecimiento económico. La política económica del país debe ofrecer crecimiento y empleo formal. Guatemala tiene una gran cantidad de instrumentos a su disposición para empezar a generar más plazas de trabajo. También tiene muchos actores que estarían interesados, así como entidades públicas que tienen un mandato que puede ayudar en esta dirección. Dependerá de nuestras nuevas autoridades el priorizar el tema y trabajar con esa visión.

 

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