La crisis pasada ha dejado sed de información debido al miedo de volver a ser sorprendidos.
Guatemala tiene una agenda compleja; en lo macroeconómico y fiscal necesita reordenar las finanzas públicas y la deuda, y evitar que el país tome la senda de destrucción lenta de la estabilidad. El ambiente económico de los próximos años no es halagador: Europa en problemas, Asia con rajaduras estructurales y un Estados Unidos ha entrado en economía “zombie”, que es parecido a una recesión pero no tan fuerte, es una fase de estancamiento económico, como fue la segunda parte de la gran depresión de los años 30, solo que no tan prolongada (15 años en aquel entonces) ni tan profunda.
Los países chicos tienen que desarrollar políticas y promover reformas para crecer rápido y lograr que todos sus ciudadanos accedan a la riqueza. Los países centroamericanos no han sido ejemplo en crecimiento sustentable y el reto prevalece. Guatemala, El Salvador y Costa Rica tienen que ordenar sus deudas públicas y déficit fiscales para establecer una plataforma de crecimiento sostenible. Las finanzas públicas y la macroeconomía son muy importantes para crecer y son condiciones necesarias pero no suficientes para hacer despegar a un país.
Dani Rodrik, de Harvard, en su libro “Una economía, muchas recetas”, hace una síntesis muy valiosa sobre cómo enfrentar los retos de la globalización, las instituciones, crecimiento económico y desarrollo.
El respetado libro trata, por ejemplo, de los diez mandamientos de una política industrial, basado en la evidencia mundial de política económica y políticas de crecimiento y desarrollo.
Entre algunos mandamientos que destacan en este texto es preciso citar los siguientes: 1. Las políticas nunca deben focalizar el soporte en sectores o actividades específicas. ¿Qué es esto? No se pueden identificar motores de crecimiento y favorecer a los mismos, sino a actividades que impulsen a más de un sector. Por ejemplo: 1. Si se identificase la posibilidad de apoyar al sector de turismo o “contact center”, los Gobiernos deben promover actividades como educación bilingüe, que no solo favorecen esta industria y a los centros de servicio, sino a toda actividad vinculada con la actividad externa de exportación, favoreciendo de forma directa la productividad de sectores como el agro exportador y el industrial, que tienen una alta vinculación con la exportación. 2. Las actividades favorecidas deben tener un claro potencial de propulsar y generar sinergias en varios sectores, lo que se llama una inversión complementaria. Este tipo de sinergias tecnológicas explican el 76 por ciento del crecimiento económico a través de cambios tecnológicos en los países desarrollados, por encima de la inversión y el crecimiento de la población. 3. Cuando se busca incentivar actividades específicas tiene que focalizarse solamente a “nuevas actividades”, ya que es allí donde radica la innovación y la diversificación de la economía.
Así, el doctor Rodrik continúa en su libro con otros interesantes temas que deberían considerarse y no pasar inadvertidos, justo ahora que los tanques de pensamiento y las fundaciones de investigación redoblan esfuerzos en la elaboración de propuestas y políticas necesarias para el país.