La impunidad se está apoderando del país y con ello creando un terreno fértil para que continúe fortaleciendo el crimen organizado. Debemos recordar que la esperanza de la impunidad es para muchos hombres una invitación al crimen. Los guatemaltecos estamos viviendo en un clima creciente de violencia que día a día enluta hogares guatemaltecos, realidad que, desafortunadamente, presenciamos con una actitud de indiferencia. Las estadísticas sobre crímenes cometidos y castigados son deplorables. Las condenas en Guatemala no superan el 3% de los delitos y en la mayoría de los casos, la respuesta institucional ha sido casi inexistente.
No es casualidad que la palabra impunidad sea la más repetida en los medios de comunicación guatemaltecos en lo que va de este año. El diccionario de la Real Academia Española define la impunidad como la falta de castigo. En contraposición a la impunidad está la justicia, la cual debe ser pronta y cumplida. Para que sea pronta se requiere que las personas tengan acceso a ésta y que los procesos sean ágiles. Para que sea cumplida, es necesario que sea imparcial, legal y se observe el debido proceso. El Estado de Derecho se sustenta en las leyes y es así que el poder del Estado queda subordinado al orden jurídico vigente y para ser eficaz debe aplicarse en la realidad a través de los órganos de gobierno que favorezcan un ambiente de respeto absoluto del ser humano y del orden público. Los guatemaltecos tenemos un gran reto para llegar a tener reglas claras y certeza jurídica que fortalezcan el clima de inversión.
Hoy, el empresario enfrenta un sinfín de vicisitudes para realizar su labor diaria y crecer. Dentro de los múltiples obstáculos, destaca la competencia desleal, que cada día es mayor y que pone en peligro la viabilidad económica de las empresas que operan en la economía formal. Derivado de la ausencia de un verdadero Estado de Derecho, la economía informal ha ido creciendo paulatinamente. Actualmente, 3 de cada 4 guatemaltecos laboran en la informalidad, sin tener acceso a la seguridad social y otros derechos establecidos en la legislación. La falta de un Estado de Derecho también significa pérdida considerable de ingresos tributarios; recientemente el superintendente de la SAT indicó a los medios de comunicación que en el año 2007, la evasión por contrabando y defraudación aduanera por concepto de IVA fue de Q5,200 millones. Si a la cifra anterior, sumamos lo que el fisco deja de percibir por derechos arancelarios de importación así como Impuesto sobre la Renta e Impuesto de Solidaridad, resulta ser un monto mucho mayor, que fácilmente puede alcanzar el 25% del monto de los ingresos tributarios. Para las empresas formales, competir en estas condiciones es una batalla desigual, en la que termina ganado la actividad informal y favoreciendo mayor impunidad.
En la Cámara de Industria de Guatemala, hemos propuesto al Gobierno de la República que el combate al contrabando debe ser una política de Estado y que se establezca la figura de un Comisionado para el combate del contrabando, cuyas decisiones sean vinculantes para los entes responsables de dar seguimiento a esos hechos delictivos. Nuestra propuesta tiene múltiples beneficios como el fortalecimiento del Estado de Derecho; mejora del clima de negocios y para la atracción de inversiones; incremento de la recaudación tributaria; reducción de la economía informal; mejora de la moral tributaria de los contribuyentes; generación de empleo, dado que al competir las empresas en igualdad de condiciones, muchos productores nacionales vuelven a ser competitivos con lo que obtienen un incremento en sus ventas que va a requerir de mayor empleo para poder atender el incremento de la demanda. Para combatir la impunidad, se requiere del esfuerzo de todos los guatemaltecos, cada uno haciendo lo propio en nuestro círculo de influencia. Con la suma de nuestros esfuerzos, podemos cambiar Guatemala. Debemos exigir con energía que las autoridades cumplan con su deber; debemos proponer y comprometernos con nuestras propuestas y predicar con el ejemplo. Recordemos las palabras de Cicerón “Somos esclavos de las leyes para poder ser libres».