Muchas veces hemos escuchado que la ética en todos los aspectos de nuestra vida es importante; sin embargo, qué tanto nos hemos detenido a reflexionar sobre el tema y sobre cómo la aplicamos en cada acción que realizamos. Los cursos formales y charlas nos dan una pincelada de lo que en stricto sensu es la ética, que la definen como “las normas que ayudan a determinar lo que es bueno, correcto y apropiado”, pero ¿qué es ético y qué no para la sociedad en los tiempos en los que vivimos? Los valores se han degradado paulatinamente por el abandono de la disciplina en los hogares, la impunidad, la complacencia, la desatención y muchos otros factores que se han confabulado para que, lo que una buena parte de la sociedad conoce como ética y valores, sea solo el esbozo de un ideal con amplitud de permisividad.
Es por ello que, para que estos conceptos sean vivos y tangibles en nuestras vidas, tenemos que fortalecerlos en el trabajo, a través de los lineamientos adecuados de normas claras de comportamiento y creando interconexiones que transmitan hábitos positivos en los negocios.
Albert Camus (1913-1960), Premio Nobel de Literatura de 1957, decía que “la vida es la suma de nuestras elecciones”, por lo que para que nuestras acciones impacten positivamente en nuestro entorno, debemos buscar nuestro propósito de vida, el cual se deberá basar en valores que nos permitan realizar adecuadamente estas elecciones, permitiendo una mejor toma de decisiones en situaciones que presenten conflictos entre lo bueno y lo correcto.
No importa qué tipo de trabajo realicemos, ni en qué nivel jerárquico nos situemos, pues siempre se nos presentarán dilemas éticos”.
No importa qué tipo de trabajo realicemos, ni en qué nivel jerárquico nos situemos, pues siempre se nos presentarán dilemas éticos. Sin embargo, con un adecuado razonamiento al definir el problema y las alternativas que tenemos, tomando en consideración la información adecuada y nuestros valores y normas, podremos resolver cualquier situación, minimizando el impacto que pueda tener en otras personas o grupos.
Cada uno de nosotros, con el apoyo de programas como GuateÍntegra de Cámara de Industria de Guatemala (CIG), podemos ser agentes de cambio y contagiar a más grupos de personas a realizar negocios de manera correcta, a que sumen valor, a que logren relaciones extraordinarias con clientes y a que, juntos, logremos ese cambio que todos buscamos para nuestra Guatemala. ¡Promovamos la ética en los negocios!
Por: Luis Antonio Molina Rodríguez | Participante de la Certificación de Integridad Empresarial de GuateÍntegra