El ingreso ilegal de productos avícolas a nuestro país tiene connotaciones diferentes y más graves que el contrabando de otras clases de productos e, incluso, de otros alimentos. Esta actividad ilegal, aparte de los conocidos problemas que para cualquier país genera el comercio ilícito, es especialmente grave porque compromete la seguridad alimentaria guatemalteca. Esta afirmación se basa en los riesgos sanitarios que el ingreso ilegal de productos avícolas provoca, los cuales ponen en un serio y cotidiano peligro a la parvada avícola de Guatemala.
Los países de donde proviene la mayor parte de contrabando de productos avícolas a Guatemala son México y Estados Unidos y, en menor escala, Honduras y El Salvador. De todos ellos, el que resulta más peligroso para la seguridad alimentaria nacional es el que proviene de México porque la avicultura mexicana sufre de enfermedades muy graves que no existen en nuestro país. Asimismo, México tiene zonas de densidad avícola muy altas que favorecen el aparecimiento de variantes de virus, que solo en el presente brote de Influenza Aviar H5N1, les ha hecho perder, según cifras oficiales que siempre son conservadoras, 50 millones de aves. Este nivel de virulencia y cantidad de aves perdidas es desconocido para nuestro país y región. Por la misma infección, los Estados Unidos han perdido, también en este brote, una cantidad similar de aves.
Para ponerlo en perspectiva, cada uno de esos países ha perdido aproximadamente cinco veces todas las aves ponedoras que hay en Guatemala. Es por eso que, en esos países, los precios de los huevos han llegado a niveles históricamente altos y han padecido de desabastecimiento. No queremos imaginar que esa enfermedad llegue a las granjas de gallinas y pollos del país, porque seguramente las pérdidas serían devastadoras y a muchos niveles. Ante esta grave situación, se perderían puestos de trabajo, por el cierre de empresas cuyas aves mueren por la enfermedad; y se perdería producción, lo cual causaría desabastecimiento de huevos y carne de pollo y, por consiguiente, una rápida y súbita elevación de los precios. Este último punto se refiere al riesgo que corre la seguridad alimentaria de Guatemala, porque es muy conocida la dependencia que la población guatemalteca tiene de los productos avícolas como su principal fuente de proteína.
Los países de donde proviene la mayor parte de contrabando de productos avícolas a Guatemala son México y Estados Unidos”.
La vía más expedita y rápida de que estas infecciones entren al país es a través de pollos contaminados o huevos de gallinas enfermas que pueden ingresar desde México por las porosas fronteras del suroccidente. Se desconoce la cantidad exacta de huevos y pollos que entran ilegalmente, provenientes de México, pero se sabe que es muy significativa la cantidad.
La Gremial de Avicultores (GREAVI), adscrita a Cámara de Industria de Guatemala (CIG), a lo largo de los años ha realizado estudios para determinar lugares, cantidades y las causas del comercio ilegal, de los cuales han surgido algunas conclusiones interesantes: la razón por la que este comercio ilícito es rentable para los que lo hacen, es que con México existe asimetría fiscal, ya que ni los insumos para la producción avícola ni los productos avícolas están afectos al Impuesto de Valor Agregado (IVA). Esta situación determina ya una ventaja de costo para el huevo o pollo mexicano. Por otra parte, se ha observado que, en ocasiones, el precio de huevos y pollos está más alto en la frontera mexicana y, aun así, ingresa contrabando, lo cual hace pensar que también esta actividad permite otros ilícitos, como operaciones de lavado de dinero.
Es por estas razones de índole sanitaria que el contrabando de productos avícolas, principalmente desde México, supone una amenaza para la seguridad alimentaria del país. Es claro también que este comercio ilícito supone competencia desleal para el productor guatemalteco. La avicultura nacional organizada produce con altos estándares tecnológicos que la hacen eficiente y competitiva ante cualquier otra industria regional. Aunque existen diferencias en la estructura fiscal entre los países, esto determina pérdida de competitividad.
Es más fácil controlar el contrabando a través de reformas fiscales que por medio de vigilancia de fronteras”.
Honduras, por su parte, es otro caso de un país que eventualmente envía productos avícolas de forma ilícita a nuestro país y que también tiene una producción y comercialización de productos avícolas no afecta al IVA.
Es claro también que, dentro de la cadena de producción y comercialización avícola, el contrabando afecta tanto a productores como a colaboradores de empresas avícolas porque todas las personas que viven de comprar y vender productos avícolas podrían comprar solo producto nacional, sin ser afectadas una vez se controlara este comercio ilícito. Creemos que es más fácil controlar el contrabando a través de reformas fiscales que por medio de vigilancia de fronteras.
Por: Dr. Mariano Carrera | Vocal 1 de la Gremial de Avicultores (GREAVI)