Uri Benchoam, un hombre que se describe a sí mismo como pragmático y autodidacta, es el actual gerente general de Iris Textiles, hoy conocida como Central America Textiles, una empresa familiar guatemalteca dedicada a la fabricación de tejido plano que inició operaciones en 1959.
“Comencé a trabajar formalmente en la empresa en 1986 como bodeguero: repartía mercadería con los demás colaboradores de la bodega, barría, cargaba y descargaba”, recuerda Uri. Pasó a formar parte del equipo de administración como operario y planillero, posteriormente fue vendedor y cobrador de una cartera de clientes conocidos de antaño, hasta que tuvo la oportunidad de ejercer el puesto de jefe de confección en una planta que edificó y sistematizó, con el fin de revitalizar la operación.
En 2006, fungió como subgerente administrativo y gerente de confección, hasta que en 2008 comenzó a codirigir la empresa con su socio, Jaime Engelberg, quien se encargó de la producción, mientras que Benchoam continúo con la administración. Hace algunos años, y de forma orgánica, se convirtió en el gerente general de la corporación.
Con un aproximado de 150 colaboradores, Iris Textiles inició su fábrica únicamente tejiendo telas, ya que los acabados los realizaban en una tintorería llamada Iris, de la cual surgió el nombre de la empresa. “A los años de su fundación, se llevó a cabo una importante expansión con más maquinaria, equipo e instalaciones y se compró dicha tintorería”, continúa Benchoam, y asegura que fue hasta en 1992 que comenzaron a producir su propio hilo.
Durante la pandemia del COVID-19, en el 2020, la empresa reconoció la necesidad de reinventarse y consolidar sus operaciones, por lo que creó una nueva corporación llamada Central America Textiles. Su filosofía de negocio, con el paso de los años, fue cambiando, pues cada vez más buscaban cuidar el medio ambiente y los recursos naturales, y comenzaron a exportar productos novedosos a varios países del mundo.
El diseño sostenible tiene el poder de eliminar el uso de productos químicos y colorantes, así como una reducción significativa del uso de energía”.
The New Denim Project: un rediseño de la industria
En 2014, luego de entender que el reciclaje es un campo necesario, en desarrollo y para un mejor futuro, la empresa creó el proyecto The New Denim Project, una nueva opción de fabricación, bajo normas internacionales y nacionales, sostenible y reciclable que, bajo el concepto de economía circular, prolonga la vida útil de las fibras empleadas para hilar y tejer, contribuyendo así a la reducción de la sobreproducción de materias primas.
“Entendimos que necesitábamos reducir la sobreproducción de materias primas y productos terminados, y reducir la huella de carbono que producimos con productos totalmente nuevos y novedosos. Esto a partir de desechos de otros procesos industriales textiles en un porcentaje extremadamente alto y procurando que todos esos productos sean reciclables y reutilizables bajo el concepto de economía circular”, explica Uri.
A través de dicho proyecto, la empresa ha mostrado su fuerte compromiso con la sostenibilidad ambiental. Por medio del upcycling, una filosofía y un principio de diseño que incluye el reciclaje y que rediseña el sistema industrial lineal unidireccional actual a una economía circular, y que se basa en estrategias exitosas de la naturaleza, han logrado su cometido.
Cabe mencionar que, por cada kilogramo de residuos textiles reciclados, ahorran hasta 20 mil litros de agua y por cada tonelada de textiles reciclados, evitan que 20 toneladas de CO2 entren en la atmósfera, ya que el diseño sostenible tiene el poder de eliminar el uso de productos químicos y colorantes, así como una reducción significativa del uso de energía.
“Nosotros quisiéramos producir todos los productos que fabricamos con un 100% de desechos, pero no es posible, pues se requiere emplear algo de fibra nueva de algodón y, en ocasiones, polyester, aunque en porcentajes extremadamente bajos (menos del 0.5%), que son necesarios para hilar las fibras recicladas”, afirma Benchoam.
El entrevistado explica que eventualmente se necesita emplear productos químicos nuevos o colorantes, aunque siempre desechan los excedentes a través de su planta de tratamiento para químicos y aguas residuales para que lo que se vierta en la tierra no sea contaminante. “Adicionalmente, empleamos canales ecológicos de recolección de basura. Nuestro desecho de la fabricación de hilo se usa en una afamada plantación de café para crear composta que sirve de abono para sus plantas”, añade.
La empresa trabaja cada proyecto minuciosamente en conjunto con el cliente y su equipo de innovación y desarrollo”.
Innovación constante
La empresa trabaja cada proyecto minuciosamente en conjunto con el cliente y su equipo de innovación y desarrollo. De esa cuenta, se toman el tiempo para implementar la filosofía detrás del reciclado, la cual forma parte de su ADN, para que el cliente valore tanto el producto, como los procesos, el cuidado, la atención y el respeto al planeta. “El reciclado textil no es nuevo, las fábricas grandes han hecho esto desde hace muchos años con el objetivo particular de reducir costos, más no con el propósito de mejorar la calidad de los productos y la calidad de vida de los habitantes”, agrega Benchoam.
En cuanto a las oportunidades a futuro para el sector textil, Benchoam asegura que en los últimos tres años, Guatemala, Honduras y El Salvador han fortalecido cada vez más su inversión textil no solo con maquilas nuevas y más grandes, sino también en cuanto a la producción de hilo, telas y acabados.
“A pesar de que la evolución de la industria textil en el país no va al paso deseado, porque la competencia del exterior es fuerte, si las cosas marchan bien en Estados Unidos, considero que Guatemala, Honduras, El Salvador, México y Colombia podrían competir de sobra con la fuerte industria textil asiática, sabiendo de antemano que nuestros amigos del norte son aún la economía más grande del mundo”, concluye Benchoam.
Por: María Fernanda Roca | Coordinadora de Contenido Editorial de Cámara de Industria de Guatemala (CIG)