Comprender el surgimiento de las cámaras empresariales cobra sentido cuando analizamos los grandes beneficios de anteponer los intereses individuales por los de un grupo colectivo.
La historia del movimiento de cámaras se remonta a 1599, cuando apareció por primera vez el termino de “cámara de comercio”, en Marsella, Francia. Esta primera representación de un grupo con intereses comunes se replicó en todo el mundo, cuando comerciantes, artesanos, industriales y demás actores de la comunidad empresarial iniciaron foros para discutir los problemas comunes, y sus posibles soluciones.
Las cámaras empresariales se diversificaron tanto y tan rápidamente que fue posible ganar su aceptación ante autoridades públicas y de la sociedad en general, viéndolas como la voz legítima e institucionalizada de las empresas. En la actualidad existen cámaras de toda índole en casi todos los países del mundo.
La International Chamber of Commerce (ICC) nace en 1919, cuando un grupo de empresarios decidió replicar esta idea a nivel internacional, oficializando una cámara que representaría los intereses de las empresas en todo el mundo, tras la devastadora situación que dejó la I Guerra Mundial. Estos empresarios se llamaron a sí mismos “Mercaderes de la paz”, pues sostenían que mientras hubiera prosperidad y comercio entre las naciones, no cabría la posibilidad de otra guerra (lamentablemente no se logró evitar la II Guerra Mundial bajo este precepto).
Anteponer el interés común frente a intereses individuales ha sido el camino que ha llevado a CIG, ICC y a muchas otras cámaras a alcanzar logros importantes”.
En su momento no lo sabían, pero este núcleo de empresarios que originalmente estaba compuesto únicamente por 5 países, 100 años después se ha expandido para convertirse en una organización con millones de empresas de más de 120 países. Esta representatividad ha permitido que la ICC hable en nombre de corporaciones multinacionales, pero también de empresas pequeñas y medianas de todo el mundo ante los gobiernos y organizaciones intergubernamentales como la Organización de Naciones Unidas (ONU), dando una voz unificada al empresariado.
Cámara de Industria de Guatemala (CIG), que tiene la representación oficial de ICC en Guatemala, se fundó bajo los mismos elementos con objetivos similares: promover el desarrollo del sector industrial del país, trabajando en equipo y buscando propuestas que beneficien a todos los integrantes. Anteponer el interés común frente a intereses individuales ha sido el camino que ha llevado a CIG, ICC y a muchas otras cámaras a alcanzar logros importantes que han mejorado el escenario para los sectores que han decidido tomar este camino.
La gran lección que hemos aprendido y seguimos fomentando es que unidos somos más fuertes.
Por: Paola Quezada | Coordinadora General de ICC Guatemala