Con el internet, las transacciones digitales y el ascenso de la economía digital, existe la duda de si la ética es necesaria, y más allá de eso, si aplicada a los negocios se hace necesaria toda vez existe una necesidad propia de supervivencia comercial. En esta realidad social, destacan las virtudes que se construyen a través de los hábitos en la actuación empresarial, con la constancia de la repetición y de la intención, ejecución y realización. Al inicio de la era industrial, las empresas tenían la responsabilidad frente al consumidor, pues generaba el hábito del consumo; en la era post industrial, las empresas tuvieron que generar confianza frente a la sociedad; en la actualidad, la responsabilidad, la confianza y la forma de actuar de quienes representan la empresa son las formas de revisión por parte de los consumidores.
Para hacer negocios, ser una empresa responsable y confiable es la utopía realizada desde hace varios años, pues hoy estas características no solo son el deber ser sino el ser, que no queda en palabras sino con muestras documentales de lo que se establece como lineamientos de acción de las empresas. De ahí que las empresas en su propio entorno buscan tener certificaciones internacionales como las certificaciones ISO que son consideradas una garantía para el consumidor, por lo que la obtención de las mismas son signo de prestigio que las empresas buscan obtener. De esa cuenta, contar con certificaciones de esta índole, así como con programas de compliance, genera un crecimiento en las acciones de las empresas frente a sus inversionistas, pues crean un compromiso frente a los consumidores de mantener un correcto desempeño en toda la cadena de suministro hasta llegar con el consumidor o usuario final.
Un programa de compliance es el símil a un traje hecho perfectamente a la medida”.
Muchas empresas, sin importar si son pequeñas, medianas o grandes, están destinando fondos para la creación e implementación de programas de compliance como una forma de un modelo preventivo para evitar y mitigar daños reputacionales y pérdidas económicas.
Un programa de compliance es el símil a un traje hecho perfectamente a la medida. No todos los programas son iguales, ni tienen los mismos riesgos, ni son abarcados en su propio desarrollo de la misma manera, y por ser algo único para la empresa, implica el esfuerzo de todas las áreas para que se realice un cambio en la gestión o, como se le conoce, un change managment para generar este cambio.
Por: Jensen Samayoa Estrada | Legal Compliance Officer de Coca-Cola FEMSA