Qué nos dejó la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático

El pasado noviembre se celebró la 26ª Conferencia de las Partes (COP) del Cambio Climático. Durante muchos meses varios países esperaban con ansías esta reunión para completar el libro de las reglas para la implementación del Acuerdo de París y establecer nuevas metas: la adaptación y financiamiento, en el caso de nuestro país, y ser reconocidos como una región altamente vulnerable.

A raíz de la pandemia se crearon expectativas en cuanto al financiamiento, pero es muy ambicioso pensar que una cumbre resolverá todos los problemas relacionados a la variabilidad climática. A continuación, los principales acuerdos y aspectos positivos:

  • Pacto de Glasgow. Enfatiza la necesidad de estabilizar las emisiones llamando a los mayores emisores para aumentar la ambición de las Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC).
  • Adaptación. Para este rubro es importante el tema de financiamiento que desde el 2015, en la COP de París, se ha buscado. Tener un balance entre mitigación y adaptación es muy importante para Guatemala, por lo que se acordó doblar el financiamiento para la adaptación hacia el 2025, pero aún no es suficiente. Debe transparentarse el Fondo de Adaptación, el cual, a lo largo de la historia, ha sido defendido por países como el nuestro porque es el único capaz de movilizar financiamiento y es reconocido como parte de los mecanismos financieros de la convención.
  • Mecanismos para acceder a financiamiento. Acceder a financiamiento es complejo, sin embargo, en la COP26 se reconoció que se debe mejorar el acceso por parte del Fondo Verde del Clima, los Bancos Multilaterales de Desarrollo y otras entidades.
  • Acuerdo de materia de reducción de deforestación. A este se sumó Guatemala y otros 140 países.

En la próxima cumbre se buscará definir un plan de implementación de las NDC”.

Una COP no es capaz de resolver algunos problemas. Por ejemplo, lo sucedido a último momento respecto al carbón: en el paquete de Glasgow se incluyó la necesidad de retirar como meta fundamental en la mitigación. El acuerdo final fue no sacarlo sino bajar su producción.

De igual manera, los mecanismos de carbono, el cual pertenece al artículo seis, fue uno de los temas discutidos de último momento. La comercialización de las emisiones no se pudo concretar, sin embargo, se hizo un esfuerzo para ponerse de acuerdo con los aspectos guía de dicho artículo que hacían falta para completar el libro de las reglas del Acuerdo de París.

La COP26 no puede considerarse un fracaso, ya que se lograron avances necesarios, pero siguen siendo insuficientes. En la próxima cumbre se buscará definir un plan de implementación de las NDC y que, al menos para Guatemala, se mantengan de la misma manera, pues deben tomar en cuenta la realidad de cada país.

Por: Daniel García | Gerente de ambiente de CIG