La producción y venta de productos falsificados es un problema mundial que moviliza miles de millones de dólares y conlleva graves repercusiones económicas y sanitarias para los gobiernos, empresas y consumidores. La problemática está en todas partes y puede afectar en lo que comemos, vemos, tomamos y hasta en lo que llevamos puesto. En el afán de encontrar imitaciones a precios imbatibles pasamos por alto los vínculos que existen entre la mercancía falsificada y la delincuencia organizada transnacional.
El comportamiento del comercio ilícito ha sido visto y relacionado únicamente sobre el contrabando y la defraudación aduanera, pero es de suma importancia retomar que el comercio ilícito engloba actividades ilícitas como la piratería, la adulteración y la falsificación. Esta última vulnera marcas comerciales y derechos de autor generando beneficios para las bandas de delincuencia organizada a expensas de las empresas y del Estado.
La falsificación es una venta frágil y de gran riesgo para el sector industrial y comercial, si dentro de las industrias no se mantienen activos los mecanismos de calidad, seguridad y garantías para el giro que cada empresa tenga. Un ejemplo sencillo, pero preocupante es la venta de medicamentos en mercados, en las calles o en el transporte público en los que se han detectado sustancias como pinturas industriales, cal, tiza o ceras peligrosas para la salud. En la actualidad algunos de estos productos pueden ser comercializados por internet, los cuales además de ser fraudulentos son promocionados con el engaño de que son “medicamentos milagrosos”. Adicionalmente, ninguno de estos productos cuenta con el Registro Sanitario otorgado por el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS), lo cual no garantiza la calidad, seguridad y eficacia. Tampoco cuentan con el almacenamiento y transporte adecuado para los mismos.
El calzado que se promociona a precios bajos genera problemas porque no tienen la misma garantía que ofrece una empresa formal y reconocida. Asimismo, los productos agroquímicos son trasegados en envases de productos legales, pero se desconoce su contenido y son vendidos engañando al consumidor que los utiliza poniendo en riesgo la salud vegetal.
Entonces, la falsificación de artículos como suministros médicos, componentes de automóviles, juguetes, marcas de alimentos y cosmética y productos agroindustriales, entre otros, conlleva numerosos riesgos para la salud y la seguridad, siendo el consumidor final el más afectado es el consumidor final.
El sector industrial forma parte de ese grupo de personas que se unen para satisfacer necesidades humanas; es una parte de la sociedad que aporta en empleos y en fomentar el crecimiento económico, entre otros.
Desde la Comisión de Defensa del Comercio Formal seguiremos colaborando para generar espacios de concientización y prevención sobre esta dinámica y priorizar en crear las barreras necesarias para frenar está dinámica.
Datos relevantes
United Nations Office on Drugs and Crime (UNODC)
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), las ganancias fruto de los bienes falsificados ascienden aproximadamente a 250 mil millones de dólares anuales. Asimismo, la Organización Mundial de Aduanas ha identificado productos falsificados con destino a 140 países.
Las organizaciones criminales a menudo están involucradas más allá de la mera producción y envío de bienes falsificados, ya que muchas de ellas también trafican drogas, armas y personas.