La clave de nuestra especie: la adaptación

La pandemia, aunque ha sido un desafío, nos recuerda que somos seres adaptables.

Adaptar es ajustar, modificar o cambiar. El COVID-19 nos ha dado razones para evolucionar y cambiar nuestra forma de vida, hábitos y disciplinas. También nos exigió un cambio en nuestra rutina diaria, en la modalidad de trabajo y en la cultura organizacional.

Las organizaciones que han prosperado en respuesta a estos desafíos culturales han sido las que se han centrado en las necesidades de las personas, el compromiso y la cultura. Esta última es la forma en la que se hacen las cosas. Cada cultura empresarial es única, por lo que es vital que las personas se involucren en su evolución y que la organización esté preparada para trabajar en el desarrollo de la misma.

La nueva cultura de la transformación digital en el ecosistema empresarial fue esencial e inevitable, y nos incitó a ser inquisitivos y autodidactas. Para muchas empresas el teletrabajo fue la primera y única opción para continuar en el mercado. A pesar de que en Guatemala el teletrabajo no está regulado, es posible implementarlo siempre y cuando el empleador tome las medidas necesarias para que no se infrinja ninguna disposición legal vigente.

Este cambio de modalidad de trabajo permitió la flexibilidad de horarios, pues ya no fue necesario contar con un horario estricto de oficina. El enfoque ahora es la administración del tiempo, respetar los compromisos y la rendición de cuentas.

Asimismo, el teletrabajo implica aprender a establecer límites, aumentar la disciplina y la fuerza de voluntad de cada empleador. Desde Recursos Humanos podemos fomentar una cultura de bienestar físico, mental y emocional para administrar las emociones, desestigmatizar el pedir ayudar y promover el descanso.

También es importante evaluar constantemente la percepción y el sentir de los equipos de trabajo, ya que pueden aportar ideas y soluciones. Las evaluaciones, encuestas y pulsos permiten detectar aspectos para proveer herramientas adecuadas y lineamientos claros.

Es preciso reconocer y agradecer a los equipos de trabajo por la solidaridad y empatía mostrada en este tiempo. Debemos celebrar y apoyar el ingenio de festejar y recordar fechas especiales que nos hacen sentir cerca y valorados.

La resiliencia –capacidad de atravesar dificultades y volverse más íntegro– es parte indispensable de la adaptabilidad. Con ella logramos transformar situaciones difíciles y ser más comprensivos para vivir el aquí y el ahora. Implica reestructurar los recursos psicológicos en función de las nuevas circunstancias y de las necesidades, por lo que nos volvemos capaces de programarnos.

Es un buen momento para salir de la jaula mental, abrir las puertas de nuestra consciencia y creernos merecedores del bienestar físico, mental y espiritual. Seguimos en pandemia, pero hemos aprendido que el cambio es ley de vida y que tenemos capacidades extraordinarias de creatividad y adaptación.

Por: Karen López
Coordinadora de Recursos Humanos
Cámara de Industria (CIG)