Sucesión del primer ejecutivo

Comunicación CIGfebrero 2020

Antes de iniciar el proceso de sucesión en la gerencia general, sobre todo si se trata de alguien que no es familiar, es indispensable que el predecesor esté dispuesto a dejar paso al sucesor. En caso contrario, la lucha a contracorriente será desgastante y prácticamente inviable.

También es importante conocer a qué tipo de persona hay que suceder, pues así aumentarán las probabilidades de éxito del proceso. La personalidad, el carácter y estilo del predecesor marcarán la dinámica sucesoria.

El profesor de la escuela de administración de Yale Jeffrey Sonnenfeld propone algunos tipos de personas que ocupan este puesto:

  • Los generales: Son muy disciplinados y tienen un fuerte sentido del deber. Son conscientes de que la sucesión es inevitable y la aceptan con resignación porque “es lo que toca”, aunque en el fondo piensan que tienen que estar al pie del cañón por si algún día les vuelven a necesitar o han de arreglar aquello que, desde su punto de vista, el sucesor no ha sido capaz de hacer correctamente.
  • Los gobernadores: Son líderes aferrados al poder, por lo que les resulta difícil aceptar de forma voluntaria que ha llegado el momento de ceder el mando. Necesitan estar al frente de un proyecto, así que una buena manera de facilitar que se desvinculen de su puesto es ofrecerles otra responsabilidad, dentro o fuera de la empresa.
  • Los monarcas: Están totalmente identificados con su reino (empresa), hasta tal punto que no están dispuestos a abdicar. En estos casos, el proceso de sucesión es complejo, porque los predecesores no quieren dejar el poder, por lo que muchas veces nunca se llega a completar.
  • Los embajadores: Saben que el proyecto empresarial está por encima de las personas y planifican con tiempo la sucesión para asegurarse de que dejarán la empresa en buenas manos. Se muestran colaborativos y no tienen problema en acompañar a quien les sustituirá, sin entrometerse una vez completado el traspaso. El predecesor puede decidir mantenerse vinculado al gobierno de la empresa cuando abandone el liderazgo de la gestión, pero eso no implica estar presente en el día a día de la empresa, ni justifica “ir a dar una vuelta por la empresa cada mañana”. Este último perfil es el que tiene una actitud más serena ante el proceso sucesorio.

Pero sea cual sea la personalidad del predecesor, este tendrá que superar algunos temores ocultos. Dos de los miedos a los que se suelen enfrentar los predecesores son:

  • El deseo de inmortalidad y la pérdida de poder.

Algunos empresarios familiares, en especial los fundadores del negocio, ven sus cargos como símbolos de éxito y los sienten como una extensión de su propia persona. Para ellos, ceder el poder significa renunciar a una parte importantísima de su vida. Además, les preocupa que el sucesor no respete su legado y destruya todo lo que ellos han construido con su esfuerzo y entrega a lo largo de los años.

Entonces, encontrar a un buen candidato a sucesor dentro de un proceso bien estructurado puede ser clave para animar al predecesor a dar el paso y cambiar de rol dentro de la empresa familiar.

Carlos Luna Rivara
Socio fundador
Corporate Governance Leaders
www.cgl.com.gt

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