DIC-2014 Tras el empoderamiento económico de las mujeres rurales

Por: María José Schaeffer y Carolina Salazar, ONU Mujeres

¿Qué significa empoderar económicamente a las mujeres?

Desde la perspectiva de ONU Mujeres, se define como (sic) “la habilidad de las mujeres para transformar su propia realidad y la de sus sociedades de manera positiva como resultado de su participación en actividades económicas. Estas actividades incluyen la habilidad de las mujeres de: (i) participar de manera eficiente en la economía; (ii) participar en los mercados laborales y de productos bajo condiciones de igualdad con los hombres; (iii) influenciar la división del trabajo dentro de los hogares y en el mercado laboral; (iv) acumular sus propios activos; e (v) influenciar la gobernabilidad y las estructuras institucionales que determinan la relación entre el mercado y el Estado, así como los procesos que determinan la velocidad del desarrollo económico. Dichas actividades deben basarse en los derechos de las mujeres”.

Así, los procesos de empoderamiento económico de las mujeres conllevan:

  • Libertad de actuar de las mujeres para acceder, decidir y utilizar todos los recursos disponibles, incluyendo el tiempo.
  • Influenciar la división sexual del trabajo remunerado y no remunerado con políticas macroeconómicas y sociales que incidan sobre el cambio en los modelos culturales arraigados, y que además promuevan la participación equitativa de mujeres y hombres en las tareas de cuidados.
  • Promover en todos los niveles el empoderamiento político de las mujeres, incluyendo su representación en las altas esferas de las empresas privadas.
  • Generar conciencia y prevenir cualquier forma de violencia contra las mujeres y las niñas.
  • Velar por la igualdad de salarios entre mujeres y hombres asalariados, crear más y mejores oportunidades para los emprendimientos sociales, incidiendo sobre las políticas de empleo para superar la informalidad y alcanzar autonomía económica sostenible.


¿Qué papel juegan las mujeres rurales en el desarrollo y crecimiento económico?

En Guatemala, las mujeres representan el 51 por ciento de la población, con un promedio de edad de 26 años y una tasa de ruralidad del 49,3 por ciento. Estas cifras ponen en manifiesto el importante papel que juegan las mujeres rurales y las mujeres rurales jóvenes como agentes para lograr cambios económicos, sociales y ambientales, los cuales son necesarios para enfilar al país en el camino del desarrollo sostenible y crecimiento económico inclusivo.

Empoderar económicamente a las mujeres rurales garantiza mejoras en sus medios de vida, y en los medios de vida de sus familias y comunidades en conjunto. El trabajo no remunerado dentro de los hogares y el trabajo remunerado que realizan las mujeres rurales contribuye positivamente al producto interno bruto del país. Una premisa esencial es que la inversión social para fortalecer el capital humano del país, principalmente a las mujeres, es un pilar clave para aumentar la productividad económica en general.

La Directora Ejecutiva de ONU Mujeres, Phumzile Mlambo-Ngcuka, en el marco del Día Internacional de las Mujeres Rurales 2014 expresó (sic) “el cambio es posible si se toman medias valientes (…)”, refiriéndose a que no se puede hablar de desarrollo sostenible y crecimiento económico inclusivo, sino se atienden de inmediato las desigualdades entrecruzadas de género, etnia, territorios y activos, y se garantizan bienes públicos urbanos y rurales que contribuyan a mejorar los medios de vida de la población en su conjunto. Por su parte, el Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, resaltó que las mujeres rurales en todo el mundo comparten cualidades de sabiduría, resiliencia e inteligencia, las cuales en conjunto constituyen un potente motor que impulsa el progreso a nivel mundial.

¿Qué acciones ha puesto en marcha ONU Mujeres en Guatemala para empoderar económicamente a las mujeres rurales?

Actualmente ONU Mujeres está implementado el Programa Ampliando las Oportunidades Económicas para las Mujeres Rurales Emprendedoras en América Latina (El Salvador, Guatemala, México y Nicaragua), el cual corresponde a una iniciativa de generación de conocimiento financiada por el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA). El objetivo del programa es contribuir al empoderamiento económico de las mujeres rurales, mujeres rurales indígenas y mujeres rurales jóvenes empresarias, a través de investigar enfoques y procesos eficaces para desarrollar sus capacidades para manejar y comercializar mejor sus emprendimientos de negocio. Además, con el programa se exploran técnicas para mejorar la voz y el poder de las mujeres rurales para que tengan influencia sobre las prioridades y procesos locales de desarrollo, así como sobre las políticas pertinentes.

En 2014 se lanzó la primera convocatoria competitiva del programa en Guatemala, específicamente en 10 municipios de los departamentos de Jalapa y Chiquimula, lo que dio lugar a la inclusión de 9 organizaciones de mujeres, que aglutinan 274 mujeres rurales protagonistas, de las cuales 32 por ciento son mujeres Ch’orti’s. Ocho de las nueve organizaciones de mujeres apoyadas por el programa se caracterizan por dedicarse a actividades económicas generadoras de ingresos no agrícolas, las cuales en la mayoría de los casos son complementarias a las actividades agrícolas que se realizan a nivel familiar para proveer alimentos de autoconsumo y algunos excedentes comercializables. Las nueve organizaciones que apoya actualmente el programa se dedican a la elaboración de artesanías con pertinencia cultural, panadería, turismo local, producción avícola de patio, producción apícola, y producción agrícola con volúmenes comercializables.

Para determinar el carácter de los apoyos del programa, se realizó un plan de desarrollo para cada organización, el cual trasciende un plan de negocios tradicional, y aborda de manera integral el empoderamiento económico y personal de las mujeres, incluyendo apoyos en las esferas de capacitación y asistencia técnica especializada, servicios de cuidado y tecnologías de ahorro del tiempo, gestión empresarial, producción, mercadeo, y medio ambiente.

Para garantizar la sostenibilidad de las inversiones, ONU Mujeres ha buscado aliados clave en este proceso, entre los cuales se destacan: la Cámara de Industria de Guatemala (CIG), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), el Ministerio de Economía (Mineco), el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (MAGA), entre otros actores que promueven tecnologías de información y comunicación (TICs) para mujeres.

En el 2015 ONU Mujeres lanzará, como parte de su programa, su segunda y última convocatoria en el país, con lo que se prevé alcanzar la meta de 25 organizaciones de mujeres en Guatemala y un total de 625 mujeres rurales protagonistas.

El contenido de Industria&Negocios no necesariamente representa la opinión de Cámara de Industria de Guatemala; cada artículo es responsabilidad de sus autores.

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