En 2012 la deuda externa e interna siguió la misma línea de crecimiento; en los últimos cinco años ambas han aumentado en un 43 y 80 por ciento, respectivamente.
HERNÁN GUERRA
INDUSTRIA Y NEGOCIOS
Guatemala cerró 2012 con mayor deuda pública externa e interna. Contrajo nuevos compromisos con organismos internacionales por US$672 millones y Q2 mil 109.3 millones con instituciones locales.
Pero el patrón no es de ahora. Según registros preliminares del Banco de Guatemala, entre 2008 y noviembre de 2012, la deuda externa del país aumentó un 43.3 por ciento. En ese período, las cuentas por pagar a organismos multilaterales e inversionistas privados pasaron de US$4 mil 382.4 millones a US$6 mil 281.1 millones.
Y eso no es todo. El incremento de la deuda interna, principalmente con instituciones financieras privadas, tampoco se ha detenido y ha seguido, incluso, un ritmo más acelerado. En ese mismo período ésta aumentó un 80 por ciento, pasando de Q26 mil 209.9 millones, a Q47 mil 184 millones.
Sin embargo, la carga podría ser mucho más abultada si se agregan números no contabilizados, como la denominada “deuda flotante” que, según estimaciones no oficiales, suman otros Q3 mil millones. También falta agregar más de Q12 mil millones que el Gobierno tendrá que salir a prestar al mercado financiero local o internacional en 2013 para financiar el déficit del presupuesto de gastos aprobado por el Congreso de la República
¿Hasta cuándo?
Para José Raúl González, académico y miembro del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales, el problema es grave pues por ahora, a ningún Gobierno parece interesarle poner un “hasta aquí al endeudamiento del Estado”. “Puede seguir aumentando (la deuda), hasta donde el Gobierno quiera pues legalmente no hay nada que lo impida, lamentablemente”.
Incluso, explica que los Gobiernos han irrespetado la norma de no destinar créditos para pagar salarios (gasto corriente). Debería de haber una acción de oficio de las autoridades en torno al por qué no se cumple con la ley, precisa el analista. Reitera que el riesgo de una crisis, como la que ha estallado en países europeos, es cada vez más latente porque no se corrige el problema de contener el gasto. “El gasto público no tiene límite y es como que alguien, a pie, trate de alcanzar a un vehículo en marcha; nunca lo vamos a alcanzar”, ilustra González. Lamenta que viendo lo que pasa en Europa, las autoridades no aprendan. “El problema en Europa no fue el resultado de uno o dos años; fue el resultado de la acumulación de indolencia de décadas”, señala, al ilustrar el desmedido endeudamiento de muchos países y las repercusiones que ahora tiene en la economía.