Los recursos fueron captados mediante colocaciones de títulos públicos en el mercado financiero internacional y serán utilizados para gastos de funcionamiento en 2012.
El pasado 29 de mayo, el ministro de Finanzas Públicas Pavel Centeno, describió como “exitosa” la aceptación que tuvieron en el mercado internacional los bonos que el país sacó a la venta. La demanda de los papeles fue cuatro veces mayor a la ofertada y el Gobierno dispuso aumentar en US$200 millones la emisión inicialmente prevista, y negoció “eurobonos” por US$700 millones, a una tasa anual de 5.75 por ciento, al plazo de diez años. El funcionario consideró como “exitosas” las condiciones pues en el pasado este tipo de deuda había sido contraída a tasas de interés de entre 8.12 y 10.25 por ciento.
Sin embargo, más allá de la tasa de interés, José Raúl González Merlo, profesor de la Universidad Francisco Marroquín y analista del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (Cien), criticó la decisión oficial de seguir “inflando” la deuda externa del país. Y lo más lamentable, según González, es que esos recursos se van a utilizar, como siempre, para gasto corriente (de funcionamiento) y no en inversiones productivas como sería la construcción de carreteras, puertos y aeropuertos. Esos recursos (más de Q5 mil millones) serán para financiar el déficit presupuestario del presente año y que rebasa los Q10 mil millones. La otra parte será financiada con deuda interna.
“Se consuma el hecho de que estamos endeudados con más de Q10 mil millones adicionales y en 2013 volverá a aumentar”, lamentó González. A su juicio, aunque muchos creen que el nivel de deuda del país es bajo, en realidad, cualquier deuda no utilizada de forma prudente en actividades productivas, tiene un costo altísimo; es como una muerte anunciada, nada más que no es lo mismo verla venir que bailar con ella”, ironizó González.
En ese sentido, reiteró que el Gobierno está cometiendo “un grave error al continuar endeudando al país pues llegará el momento en que sea insostenible”. Además, explicó que es ilegal que los Gobiernos usen dinero de deuda para financiar gasto de funcionamiento.
“Yo no me peleo con la decisión de tomar deuda pública al mejor costo y en las mejores condiciones posibles. Felicitaciones. El problema no es ese. El problema es que la deuda se ha convertido en la herramienta preferida de los gobernantes para financiar sus aventuras políticas, y no hay señales de que esto cambie en el futuro cercano”, precisó el analista en un reciente análisis de Prensa.