Ene-11 Julio Ligorría: “Los políticos no tienen derecho a engañarnos con una campaña sin propuestas”

Julio Ligorría, destacado analista político, hace una semblanza del escenario electoral que se avecina para el país. Anticipa que se puede tener una contienda accidentada.

HERNAN GUERRA

¿Cómo cree que se desarrollará la campaña electoral? ¿Cree que tendremos discusión de altura o se puede presentar muy violenta?
Es posible pensar en una campaña electoral accidentada, no sólo por las acciones de los líderes políticos y sus seguidores, sino especialmente porque hay demasiados factores adicionales incontrolables como el crimen organizado y el narcotráfico, que pueden aprovechar las circunstancias para provocar caos y desviar la atención de las fuerzas de seguridad hacia al sector político. A medida que la actividad política genere problemas, será factible para los grupos al margen de la ley, presionar en busca de arreglos. La actividad política tiene bastantes factores de riesgo como la disponibilidad de fondos para propaganda, por ejemplo, que tienden a comprometer el futuro de los candidatos y posteriores autoridades del país. Si como se especula, en campañas anteriores hubo recursos de origen no totalmente esclarecido, es muy probable que en esta campaña ocurra eso nuevamente. Por ello, si bien es cierto que hay grandes factores de riesgo para la campaña que ya comienza, también estoy seguro que los partidos y el país en general tiene conciencia del problema y pondrán especial atención para que todo se desarrolle en concordia. Seguro tendremos discursos fuertes y lucha frontal, pero los partidos deben entender que si la campaña se enturbia con violencia y presencia del crimen organizado, todos perdemos, hasta los mismos criminales.
¿Cree que veremos una verdadera discusión de agendas de trabajo?
Esperemos que eso ocurra. Con un candidato que asuma el reto de proponer una agenda de trabajo y de país, los otros tendrán que llenar el vacío. Es difícil y oneroso formular un plan de esta magnitud porque reclama la participación de técnicos y análisis actualizados y profundos. Sin embargo, los políticos deben entender que el votante espera cada vez más de los candidatos. Cada vez que los políticos eluden la responsabilidad de presentar sus planes de trabajo, los electores caen en la trampa de la demagogia y el mercadeo político. La votación no puede hacerse bajo ese criterio sin contenido ni rumbo. Para que ello no ocurra debe existir una voz que exija firme y permanentemente que se presente un plan de gobierno detallado. El voto es el arma del pueblo para trazar su destino y los políticos no tienen derecho a engañarnos con una campaña sin propuestas.
¿Cuál tendría que ser el principal compromiso de los candidatos al momento de presentar sus planes de Gobierno?
Cumplirlo. Es muy fácil hacer un plan de gobierno que no se sabe cómo, con quién ni cuándo se podrá realizar. Al exigir que los candidatos digan qué harán, la sociedad debe ser firme en su reclamo y pedir que se diga cómo y por qué harán unas cosas y dejarán de hacer otras. Sin ese compromiso de cumplir la promesa, nada vale.
¿Qué papel debe jugar la sociedad civil, el sector privado y la juventud, como actores en esa discusión de planes de trabajo?
Los jóvenes forman la mayor parte del universo electoral en Guatemala y en muchos otros países. De la firmeza de su posición al exigir que se plantee correctamente la campaña, es decir, con propuestas serias y viables, depende en buena parte la seriedad con que los políticos hagan la campaña. Es la voz de los jóvenes la que puede inspirar la participación del resto de la sociedad. Los políticos deben entender que sin cumplir las expectativas de los ciudadanos será imposible sostener el sistema, que ya está más o menos maltrecho en materia de confianza y credibilidad.
¿Cree que los guatemaltecos ya hemos madurado y no necesariamente saldrá electo aquel candidato que más recursos invierta en la campaña sino el que sea más congruente con la realidad del país?
En las áreas urbanas y en aquellos lugares donde hay una opinión pública responsable, es posible que eso ocurra, es decir, que la elección sea más racional que otras veces. Hay una insistencia sostenida que busca orientar el voto de manera inteligente, apoyando ideas y proyectos más que propaganda. Pero debo admitir que en las áreas donde los medios de comunicación tienen poca influencia o tienen poco contenido, los candidatos y sus recursos tienen la ventaja, porque son ellos los que están en contacto con los electores. Además, los votantes en todas partes del mundo son susceptibles a la magia de la mercadotecnia política.
¿Cree que el problema de violencia puede resolverse en cuatro años?
No. Es un tema que puede tener momentos de paz y momentos de turbulencia. La violencia es una consecuencia de los problemas sociales y sólo cuando estos se hayan corregido se podrá pensar en una sociedad en paz, con oportunidades para todos, con menos hambre y con una condición mayor de bienestar. En tanto la mayoría carezca de oportunidades existirán razones para tener una sociedad violenta. Los criminales lo saben y aprovechan las condiciones para que la violencia común sirva de escudo a sus actividades.
¿Cuáles cree que han sido los errores del actual Gobierno en el tema de la seguridad?
Hay muchas causas y no es únicamente culpa de este Gobierno. Hay una serie de acciones y omisiones históricas que debilitaron el esquema de seguridad y dejaron el país a disposición del crimen. Quizá la peor sea el ensañamiento de los políticos y de otros grupos por controlar e infiltrar los organismos que administran e imparten seguridad y justicia. Este gobierno encontró una serie de limitaciones y no ha logrado corregirlas; quizá por eso se le acusa de tener la total responsabilidad por la inseguridad. Pero si somos consecuentes, entenderemos que inseguridad no se generó hace tres años sino que comenzó mucho tiempo atrás. Y voy más allá: ni siquiera teniendo un esquema de seguridad confiable estaríamos totalmente a salvo. No somos una isla y vivimos en una región donde la influencia criminal es altísima. Ahora bien, ¿donde empezamos? Es claro, el mejoramiento del sistema de justicia y el fortalecimiento institucional de las fuerzas policiales son piedra de toque.
¿Cree que el actual partido en el poder tiene posibilidades reales de volver a ganar la elección presidencial?
Esa es una posibilidad que existe desde el momento en que el partido oficial tiene su candidato en la papeleta. Pesa en el ánimo del votante no solo la promesa de campaña sino la acción del Gobierno y si ésta ha sido satisfactoria, habrá premio y voto. Pero si los votantes están en desacuerdo con la forma de administrar y de plantear el futuro, no habrá voto de reelección, sino habrá voto de castigo o de relevo.
Es difícil en este momento dar una respuesta a esa pregunta.
¿Cómo cree que le iría a algún candidato Unionista teniendo al alcalde Álvaro Arzú detrás y apoyándolo?
Es innegable que hay una grueso de la masa electoral que aprecia la gestión del señor Arzú como presidente y alcalde. Eso le da un caudal de votos a su favor, y muy probablemente, le daría una votación interesante. Pero, con el debido respeto al señor alcalde, creo que le sería difícil endosar la totalidad de sus votos a favor de un candidato determinado. El grupo que votaría por Arzú es básicamente pensante y podrá diferenciar entre el candidato y el alcalde. Arzú necesitaría un excelente candidato en términos discursivos y de capacidad para acercarse a las masas, si no, el endoso no irá a ningún lado.
¿Hay alguna posibilidad que tengamos una sorpresa y no triunfe alguno de los partidos tradicionales que gastarán millones en la campaña?
Hay poco tiempo para que un partido tradicional emerja y venza a las opciones ya posicionadas. El período precampaña tiene una lectura en la mente de los votantes y, aunque es posible que cualquiera gane, debemos tener claro que ya hay unos tres grupos plenamente reconocidos y que están buscando el voto desde hace mucho rato. Para superar esa ventaja que algunos ya llevan, faltará no sólo tiempo y recursos sino una propuesta espectacular y un discurso brillante.
Ahora bien, si me pregunta si es posible, le respondo, sí es posible y le pongo cuatro ejemplos claros que un año antes tenían menos de tres por ciento y terminaron siendo presidentes: Alberto Fujimori contra Mario Vargas Llosa, Jorge Serrano contra Jorge Carpio, Álvaro Uribe contra Horacio Serpa, Rafael Correa contra Álvaro Novoa.
¿Cómo visualiza la participación de la izquierda o cree que no tiene ninguna posibilidad en las elecciones?
Con el respeto que me merecen los líderes políticos de todas las tendencias, creo que el momento de la izquierda no es este. Los problemas sociales, que serían el principal objetivo de un Gobierno de los movimientos de izquierda guatemalteca, precisan, en primer término, una respuesta administrativa y financiera. El Gobierno debe depurarse y funcionar, pero para ello requiere ser transparente para administrar correctamente y convencer a la población de que se le apoye financieramente. Logrado esto se hace factible enfrentar la problemática social.
Para ampliar esa idea, le digo esto: las tendencias políticas de derecha tienden a preocuparse por generar condiciones que produzcan riqueza. Bien aprovechado eso, es posible corregir los problemas de abandono y deficiencia que sufren los menos favorecidos. A cambio, la tendencia histórica de la izquierda ha sido atender más las necesidades y dejar en segundo plano la generación de riqueza. Esto ha provocado el deterioro de las oportunidades de la clase media y alta. Tampoco ha solucionado la situación de los pobres.
“Es claro: el mejoramiento del sistema de justicia y el fortalecimiento institucional de las fuerzas policiales son piedra de toque.”
“Para superar esa ventaja que algunos ya llevan, faltará no sólo tiempo y recursos sino una propuesta espectacular y un discurso brillante”.

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