Jun-10 Los complejos sistemas tributarios y alta evasión, erosionan el crecimiento económico

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) sostiene que los Gobiernos deben simplificar sus impuestos y combatir la evasión.


Industria y Negocios

Los sistemas tributarios complejos y una evasión tributaria generalizada distorsionan las decisiones de inversión de las empresas en América Latina y el Caribe, reduciendo la eficiencia de los mercados y limitando la inversión pública  en infraestructura, educación y otros servicios públicos esenciales. Esto dificulta las posibilidades productivas de las economías de la región, según un reciente estudio de este organismo financiero.
La recaudación tributaria en América Latina y el Caribe es baja en comparación con los estándares internacionales y se concentra en las empresas grandes. Y los impuestos son altos: en promedio llegan al 48 por ciento de las utilidades, mientras que en los países de altos ingresos, los impuestos alcanzan, en promedio, el 41 por ciento de las utilidades.
Además, los sistemas impositivos latinoamericanos tienen altos costos de transacción; las empresas en esta región invierten, en promedio, 320 horas al año en calcular, preparar, presentar y pagar (o retener) sus impuestos, casi el doble de lo que destinan en sus contrapartes en  países de altos ingresos.
Las tasas impositivas elevadas  pueden desincentivar la inversión en tecnología y otras formas de mejorar la productividad, ya que los impuestos reducen las ganancias potenciales que generan esas inversiones. Si los gobiernos adoptan regímenes tributarios más inteligentes pueden aumentar sus ingresos y financiar los programas sociales y de fomento a la inversión que tanto necesitan, sin perjudicar la productividad ni frenar el crecimiento. La región necesita asegurar que sus sistemas tributarios impulsen una mejor asignación de recursos que facilite una mayor productividad, según el estudio. Esto significa no sólo simplificar los impuestos sino también reducir sobre los que recaen sobrelas empresas en general para reducir el nivel de informalidad.
En la actualidad, 61 por ciento de los ingresos tributarios de América Latina y el Caribe provienen de las empresas, mientras que en países industrializados, las corporaciones aportan sólo 25 por ciento de los ingresos totales. Pero a pesar de los altos impuestos a las empresas, los ingresos tributarios latinoamericanos y caribeños representan sólo 17 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), mientras en Estados Unidos llega a 27 por ciento y a 36 por ciento en los países industrializados.
Evasión afecta productividad
“El alto nivel de evasión perjudica a la productividad”, sostiene Carmen Pagés, coordinadora del estudio, “ya que impide que el gobierno tenga ingresos suficientes para invertir en bienes públicos capaces de aumentar la productividad. Además, da a las empresas informales, que suelen ser menos productivas, una ventaja injusta en el mercado donde compiten contra las que sí pagan impuestos”.
Si los gobiernos se fijan sólo en las empresas más grandes y más productivas, la evasión se convierte en un subsidio a las empresas menos productivas y en una carga adicional para las más productivas, sostiene el estudio. Desde este punto de vista, la evasión tributaria puede reducir la productividad promedio, en la medida que la competencia de las empresas informales o evasoras reduce el mercado de las formales.
La competencia desleal  del sector informal es la tercera mayor restricción para el crecimiento de las empresas en América Latina, después de la corrupción y la inestabilidad macroeconómica. Otras restricciones al crecimiento incluyen la ineficiencia regulatoria, la alta tasa tributaria a las empresas, la delincuencia, el escaso y caro acceso al financiamiento, el alto costo de la electricidad, o la ineficiencia de la administración tributaria, según datos de la Encuesta Empresarial del Banco Mundial (World Bank Enterprise Survey), citados en la investigación.
Dado que las tasas tributarias y los costos de transacción de los impuestos son altos, no es de extrañar que la evasión prevalezca en América Latina, según los autores del estudio. Una encuesta de la consultora McKinsey & Company revela que, en México, casi 70 por ciento de las microempresas (empresas con 10 empleados o menos) no están registradas y por lo tanto no pagan impuestos. Entre las empresas pequeñas y medianas, 63 por ciento declaran que sí están registradas pero que no pagan impuestos. En el caso de las grandes empresas, 48 por ciento no pagan impuestos.
La situación es aún más dramática en El Salvador. Sólo uno por ciento de todas las microempresas y apenas tres por ciento de todas las que no son microempresas se encuentran registradas.
La evasión es mucho menor en Chile, pero tampoco es insignificante en algunos tipos de impuestos. Se estima que 66 por ciento de los establecimientos con 10 o más trabajadores pagan menos impuesto al valor agregado (IVA) de lo que deberían, mientras 58 por ciento tributa menos de lo que debería en impuestos a las utilidades y 34 por ciento paga menos en aportes a la seguridad social.
El estudio insta a los gobiernos de la región a simplificar sus regímenes tributarios, reduciendo los obstáculos.

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