José González Solé: “El nuevo consumidor tiene una conciencia ambiental mucho más profunda”

Por: Esteban Castillo | Coordinador de Contenido Editorial de Cámara de Industria de Guatemala 

Cada vez que la industria toma una decisión operativa, influye en el equilibrio ambiental del país. Y cuando se suman miles de decisiones industriales en un mismo ecosistema, el resultado puede conducir a un impacto positivo, pero puede generar presiones sobre su entorno sin una planificación adecuada. La pregunta es: ¿cómo puede el sector empresarial inclinar la balanza a favor del planeta sin dejar de ser rentable?

Para José González Solé, miembro de Junta Directiva de Cámara de Industria de Guatemala (CIG), presidente de la fundación del Centro Guatemalteco de Producción Más Limpia (CGPL+L) y gerente general de ERC Capital Corp, la respuesta está en integrar visión ambiental, conciencia del consumidor y gestión estratégica. “Todas las industrias dejan una huella ambiental, la cuestión es cómo mitigamos esa huella y cómo la administramos”, afirma. En ese punto es donde comienza el camino hacia las mejores prácticas ambientales. 

Una conciencia que se transforma en cultura

Al observar los sectores industriales que han avanzado con mayor firmeza, el panorama en Guatemala es alentador. “Vemos muchas empresas de diferentes sectores manufactureros que ya han implementado temas ambientales porque el mismo cliente se los pide”, señala. Industrias como la de alimentos y bebidas, cemento o distribución, han incorporado prácticas como reciclaje de agua, aprovechamiento solar o empaques reutilizables, empujadas por el cambio de paradigma del consumidor.

Para José, el motor del cambio no ha sido únicamente la regulación o los incentivos, sino una transformación cultural liderada por consumidores más conscientes. “Las nuevas generaciones de consumidores tienen una conciencia ambiental mucho más profunda.

Hoy se dan cuenta de los detalles a la hora de comprar un producto, miran qué trae, se fijan en los ingredientes y en cómo es el proceso de fabricación, cómo es el proceso de empaque y qué sucede después”. 

En ese contexto, el empresario enfrenta nuevos dilemas: cómo adaptar sus procesos sin afectar su rentabilidad, cómo trasladar los costos de lo ‘verde’ a un mercado que aún valora más el precio que el impacto. “Yo puedo tener un sello verde, pero eso tiene un costo”, cuestiona José. Ahí es donde la cultura empresarial empieza a cambiar. “En la mente del empresario tiene que estar la conciencia ambiental y social, como lo está en el pensamiento del cliente a la hora de comprar ese producto”. 

Tres ejes inseparables

Una empresa no puede operar hoy sin tomar en cuenta a las personas, al planeta y a sus propios resultados. Esa lógica está detrás del modelo conocido como las tres P’s: People, Planet, Profits. “La vinculación de estos tres conceptos es lo que hace que todo esto sea integral, porque todo está relacionado”, expresa José. “Si una de esas tres no está funcionando, entonces el negocio no está bien”. 

En este engranaje, el Estado juega un rol fundamental a través de políticas públicas que incentiven y regulen las prácticas ambientales. La academia, por su parte, aporta investigación y conocimiento para impulsar la innovación en sostenibilidad. La colaboración entre estos actores es esencial para construir un ecosistema empresarial verdaderamente comprometido con el medio ambiente. 

Energía renovable y eficiencia energética, pilares de un futuro sostenible

La inversión en energías renovables es un componente trascendental para la sostenibilidad del país. José destaca que Guatemala ya cuenta con una matriz energética diversificada y con un porcentaje significativo de generación renovable. “Guatemala ya es un país que provee una energía bastante renovable. La meta de la política energética de Guatemala es la de un 80% y, si no estoy equivocado, 68% fue del año pasado. Estamos cerca”. La transición hacia fuentes de energía más limpias no solo reduce la huella de carbono de las empresas, sino que fortalece la seguridad energética del país. 

Ligado a la energía renovable está el concepto de eficiencia energética, que José define como “no desperdiciar energía”. En el contexto empresarial, esto implica optimizar los procesos productivos y de servicio para minimizar el consumo energético. “Cualquier industria va a consumir energía. Tengo que estar consciente de que esa energía sea utilizada de forma más eficiente para producir el producto o servicio que estoy ofreciendo”, comenta José, destacando que, además, la eficiencia energética reduce costos operativos y disminuye el impacto ambiental de las actividades empresariales. 

Una transición inevitable 

La ruta hacia la sostenibilidad en Guatemala es una transición en marcha. “Pasamos de una sociedad que no tenía conciencia ambiental, a una que sí la tiene”, reflexiona José. Al observar el horizonte, identifica varias tendencias clave que marcarán el futuro ambiental del país.

En principio, la economía circular, que José define como “regresarle al medio ambiente lo que le hemos quitado”, seguirá ganando terreno con empresas cada vez más conscientes del destino final de sus productos y empaques. La transición hacia energías renovables y una producción más eficiente continuará siendo impulsada tanto por la conciencia empresarial como por la demanda de los consumidores.

No serán las empresas, sino los mismos consumidores quienes exigirán esta conciencia ambiental a las empresas”. 

Esta transición, aunque desafiante, presenta oportunidades significativas para la industria. “Yo creo que la ruta ya la tenemos. Ciertamente hay oportunidades, hay pasos que podemos agilizar y otros que tenemos que repetir y hacerlos mejor”. José menciona la electrificación del transporte público como ejemplo de una vía para avanzar hacia una economía más consciente del ambiente. 

Un llamado a la acción en unidad por un futuro sostenible

José deja un mensaje para las empresas que desean sumarse a esta cultura ambiental: “Yo los invito a que participen siendo cada vez más conscientes ambientalmente, porque es parte de esa transición que estamos viendo que las nuevas generaciones nos van a pedir.

Eventualmente, nosotros tenemos que dejar un mejor futuro a nuestros hijos y la única forma de lograrlo es hacernos parte de esto”. 

En este cambio hacia la sostenibilidad, resalta la importancia de la corresponsabilidad. En un llamado extendido a la acción de todos los sectores, José comenta: “Creo que no solo el sector privado se tiene que encargar del cumplimiento ambiental, sino también el sector público. Es una tarea de todos”. 

El desafío entonces ya no es si implementar las mejores prácticas ambientales, sino cuándo y cómo hacerlo. Cada industria, cada empresa, cada actor del ecosistema empresarial tiene la oportunidad de sumarse a esta transición desde la cultura, la estrategia y la acción, para construir un futuro más verde y próspero para Guatemala. 

El contenido de Industria&Negocios no necesariamente representa la opinión de Cámara de Industria de Guatemala; cada artículo es responsabilidad de sus autores.

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