Por: Esteban Castillo | Coordinador de Contenido Editorial de Cámara de Industria de Guatemala
Cuando en 1950 nació la Gremial Forestal, la industria guatemalteca apenas empezaba a entender el bosque como un recurso estratégico. Hoy, 75 años después, la historia le da la razón a quienes imaginaron un país que transformara sus paisajes en desarrollo sostenible. Esta gremial, adscrita a Cámara de Industria de Guatemala, no solo ha acompañado la evolución del sector forestal, sino que la ha impulsado con una visión que conecta inversión, ciencia y compromiso ambiental.
“Nuestro propósito siempre ha sido generar un buen clima de negocios para el sector forestal”, afirma Roberto Andrés Bosch, presidente actual de la gremial. El gremio articula a 66 empresas distribuidas a lo largo de todo el ciclo forestal industrial, desde la investigación genética y la conservación de especies, hasta la fabricación de muebles, casas, energía y asesoría técnica especializada.
La historia de la gremial también es la historia de una visión descentralizada. Con una Junta Directiva integrada por representantes de distintas regiones forestales del país y vínculos permanentes con cooperativas, comunidades y ONG’s, la organización ha consolidado una forma de hacer industria desde lo local. “Somos un sector que invierte constantemente y genera trabajos en la mayoría de los municipios del interior del país”, comenta Bosch.
Con el paso del tiempo, la Gremial Forestal ha contribuido a que Guatemala cuente con un marco legal moderno que reconoce los principios del manejo sostenible. Su rol ha sido determinante para que el sector mantenga estabilidad ante los cambios de gobierno, condición indispensable en una industria cuyas inversiones maduran a lo largo de décadas.
La transformación ha sido profunda. Tras la aprobación de la Ley Forestal en 1996, el país logró reducir su tasa neta de deforestación e invertir en decenas de miles de hectáreas de plantaciones. A la par, se mejoraron prácticas silviculturales, se perfeccionó el uso integral del árbol y surgieron esquemas innovadores de manejo del paisaje. “Tenemos proyectos ejemplares a nivel regional en diferentes modalidades de manejo forestal: plantaciones, agroforestal, energéticas, protección, investigación”, destaca Bosch.
La gremial ha forjado alianzas estratégicas que fortalecen su incidencia. Comparte agenda con sectores como el palmicultor, a través del compromiso de cero deforestación, forma parte de la Alianza de Competitividad junto al INAB y Cofama, y ha ganado visibilidad en espacios internacionales como la FAO y la IUFRO. También es miembro fundador de UNIFOR, red que articula a organizaciones forestales privadas responsables de México, Centroamérica y el Caribe.
En este aniversario, el balance va más allá del plano institucional y se convierte en un símbolo del compromiso con el país. “Producimos el mejor material renovable de construcción, la madera. Este material es vital para el desarrollo de ciudades más sostenibles”, dice Bosch, resaltando que el bosque no pertenece al pasado, es una oportunidad al alcance para construir una nación más resiliente.
Guatemala es un país forestal”.
Celebrar 75 años de trabajo gremial es, en efecto, celebrar a un sector que ha sabido adaptarse, innovar y proponer soluciones. Y es también una invitación a no perder de vista que mientras haya quien siempre proteja y transforme el bosque con responsabilidad, habrá futuro para la industria y para la sociedad.