La inversión económica es un requisito esencial para innovar, pero no es por sí misma suficiente.
Colaboración especial: Manuel Caro
Consultor experto en transformación exponencial de compañías
Catedrático y conferencista internacional
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Nadie duda hoy en día de la necesidad de innovar, de evolucionar los modelos de negocio tradicionales a la luz de las nuevas tecnologías; los cambios en los hábitos de consumo, la aparición de nuevos actores emergentes y, obviamente, la crisis de salud que el mundo está atravesando. El debate entre quienes consideraban sobredimensionadas las expectativas existentes en torno a las tendencias disruptivas, y quienes defendían su poderoso potencial para los modelos tradicionales, ha sido superado en lo esencial: la propia realidad se ha encargado de otorgar la razón a estos últimos.
El reto actual es la estandarización. Crear un marco estandarizado para la innovación, que conjugue coherentemente la transformación cultural y la transformación material de las organizaciones, es actualmente la dirección en la que deben focalizar sus esfuerzos todas las empresas que aspiren a convertir en oportunidad la ola de disrupción que vive la economía mundial.
Para ello, es esencial la formación y el asesoramiento, tratando de apoyarse en talento interno y expertos externos que puedan colaborar con la alta dirección en la determinación de unos objetivos y, sobre todo, en la elaboración de una metodología estandarizada y coherente que vincule las tareas, los equipos y los procesos a esos mismos objetivos.
Aunque indudablemente la inversión económica es un requisito esencial para innovar, no es por sí misma suficiente. Innovar, hoy en día, pasa fundamentalmente por:
• Adquirir un conocimiento mucho más profundo del consumidor, tanto a través de nuevas tecnologías que permiten crear perfiles totalmente personalizados, como de la integración del propio consumidor en el proceso de innovación. Tres factores principales: personas, sistemas y proyectos.
• Sobre la base de las necesidades de los clientes, establecer un mapa tecnológico completo, para dilucidar cuáles son las tecnologías que pueden fundamentar la evolución del modelo hacia las expectativas de los consumidores.
• Generar equipos heterogéneos directamente conectados con la dirección de la compañía específicamente destinados a dinamizar internamente los procesos de innovación: no se trata de que la innovación se circunscriba a un departamento específico, sino que esos departamentos innovadores sirvan para involucrar a toda la compañía en el proceso.
• Definir con claridad los objetivos, los procesos y las métricas para medir la evolución de la innovación.
En definitiva, los ejes centrales son los clientes, la tecnología, los equipos y los procesos. El modo de abarcar todos estos ámbitos en un mismo marco estratégico es la estandarización de un marco metodológico, que puede integrar elementos de numerosas técnicas y metodologías disponibles, y que debe adaptarse específicamente a la realidad de cada compañía. En su elaboración reside el reto que hoy afronta toda empresa dispuesta a definir el futuro.