Saber cómo se evoluciona y hacia dónde se va, es el primer paso de la innovación.
Colaboración especial: Oscar D. Rojas Morillo
Consultor en estrategia, innovación y cultura
Linkedin: [email protected]
Puede sonar completamente loco, pero no todas las empresas están dispuestas a buscar innovación. Me atrevo a pensar que son las menos, inclusive ni abonarse al espejismo y sensación de suficiencia de la mejora continua, solo para consuelo. Sencillamente no lo hacen a pesar del martilleo constante que sin innovación nada crece. Las razones que esgrimen son muchas, pero nunca he encontrado una suficientemente fuerte como para no intentarlo. Aun así, asumen que como están, están muy bien; un bálsamo difícilmente sostenible.
Veamos lo que sucedió con la transformación digital. Largamente esperada y cuando se le necesitó realmente no estaba. El año pasado, el año cero de nuestras vidas y el momento en que todo cambió, esta brilló por su ausencia.
¿Por qué pasó tal cosa? Era obvio que las empresas y organizaciones tenían que ser más ágiles e integradas, considerando las opciones y las ventajas que una tecnología cada vez más de punta entregaba a quien la tomaba. Me refiero a la integración de actividades, mejoras constatables a nivel operativo, el manejo de data para enfocarse en ser más cliente-céntrico. Todo para dar un paso adelante en la oferta de un producto o servicio que pudiera ser captado por su público objetivo como apetecible, destacable. Pero no lo hicimos, salvo, claro, honrosas excepciones, esas que salieron no solo saldrán vivas de toda esta tormenta, sino que lo harán más fuertes aun.
Como mundo nos dimos cuenta horrorizados y detenidos que habían supermercados, grandes superficies, tiendas y servicios que no tenían ni siquiera el inventario en línea; que no había delivery para una infinidad de servicios (habiendo tantas apps); que habían más tramites de los que imaginábamos que exigían ir en persona, en el contexto de una situación que nos tenía en jaque a cada paso que dábamos y nos adentrábamos en la nebulosa del confinamiento.
El primer paso
Usted se preguntará por qué hablo de innovación y luego de tecnología, como si el utilizar tecnología nos hace más innovadores o el tener una página web o un perfil en Instagram nos convierte en más digitales. Pues hay una estrecha relación en las empresas que avanzan con respecto al uso que le dan a las herramientas tecnológicas y su nivel de innovación. Las organizaciones que están dispuestas a medirse y agilizar sus procesos son capaces de buscar sus mejoras. Es evidente que están listos para verse en el espejo y pararse sobre la báscula para medirse.
Saber cómo evolucionan y hacia dónde van, es el primer paso de la innovación. Ubicarse en un mapa o tablero y con inteligencia comenzar a moverse con los recursos que se tienen hacia un espacio nuevo, atractivo. Todos en un momento pensamos que la innovación es inventar un robot inteligente diario, o un iPhone para reventar el mercado, o una app que la descargue medio mundo, o un nuevo plato de comida en un restaurant tres estrellas. Es verdad y a la vez una trampa.