Los retos que nos impone la reactivación en esta nueva normalidad, obligan a los Operadores Económicos Autorizados, a mantener y fortalecer los requisitos en materia de seguridad.
Sin duda, la pandemia producida por la COVID-19 nos ha puesto a prueba a todos; el comercio, la industria, el turismo y en general todas las actividades que conforman la economía de nuestros países se vieron afectadas por las restricciones que los gobiernos tuvieron que adoptar para minimizar los contagios.
El cierre de aeropuertos y fronteras afectó al comercio internacional, las tortuosas cuarentenas generaron un inmediato cambio en las constumbres de consumo de la sociedad; el comercio internacional experimentó una impresionante caída, sostenida solo por el tránsito de bienes esenciales y particularmente relacionados con la emergencia sanitaria.
Las organizaciones, tanto privadas como públicas, tuvieron que implementar, sobre la marcha, las acciones para hacer frente a la pandemia. La virtualidad se convirtió en la protagonista de la crisis, facilitando las interacciones básicas en todos los campos, tanto de la economía como de las relaciones humanas.
La amenaza del contagio nos obligó a refugiarnos en improvisados rincones laborales de nuestras casas, desde donde los actores de la cadena logística planifican y dirigen a través de planes alternativos, el movimiento de sus productos que incluyen por supuesto, el tránsito por puertos marítimos y terrestres, interactuando con autoridades de control, que también tuvieron que reinventarse. No obstante, por las limitaciones de seguridad sanitaria, fue un reto desarrollar un efectivo control sobre las operaciones aduaneras de importación, especialmente sobre aquellas que generan mayores riesgos.
En los procesos virtuales y en especial, los relacionados con el control aduanero, el perfilamiento de riesgos resulta indispensable; la necesidad de acelerar flujos de comercio de mercancías esenciales para la emergencia sanitaria requiere potencializar los beneficios de simplificaciones aduaneras y reducción de inspecciones físicas para aquellos operadores de comercio seguro, es decir los Operadores Económicos Autorizados (OEA).
Los riesgos de operaciones fraudulentas se incrementan, importadores pretendiendo ingresar productos sin el cumplimiento de estándares sanitarios, productos objeto de falsificación y piratería y por supuesto otras manifestaciones delictivas como el tráfico de divisas y de sustancias ilícitas, no se detienen en esta coyuntura.
Reducción sensible en tiempos y costos
Ante este panorama, los criterios de seguridad que han implementado las empresas OEA, dan acceso a que las autoridades de control les permitan mayor agilidad en sus despachos, logrando así una reducción sensible en tiempos y costos.
La COVID-19 generó cambios que sin duda permanecerán aún en la post-pandemia; las operaciones virtuales, las transacciones basadas en tecnologías de la información serán una constante, pero para ello se requiere construir una plataforma confiable de operadores que garanticen un comercio ágil y seguro. Por ello, los Operadores Económicos Autorizados, quienes previamente han demostrado cumplimiento de todos y cada uno de los requisitos de seguridad, permitirán que las autoridades aduaneras puedan enfocar sus esfuerzos hacia aquellos que no han demostrado confianza.
El impacto que ha generado la pandemia en la economía de todo el mundo, obliga a repensar el futuro próximo. La reactivación de los sectores afectados exige que aquellas actividades que no agreguen valor y que por el contrario se constituyan en costos adicionales para las operaciones, sean eliminadas. En este sentido, los costos logísticos de los procesos de comercio internacional tendrán que optimizarse para que las empresas exportadoras e importadoras puedan recobrar la dinámica necesaria que haga rentable su operación.
Los procesos de control intrusivo a la carga, deberán ser reducidos; la confianza basada en un estudio previo, validada por el cumplimiento de requisitos en materia de seguridad, permitirán que los flujos de comercio de cadenas seguras, conformadas por Operadores Económicos Autorizados, puedan transitar de manera rápida y sin contratiempos por puertos, aeropuertos y fronteras.
La tecnología, como ya se ha dicho en líneas anteriores, será indispensable. Herramientas tecnológicas que permitan manejar y administrar bases de datos, analítica que permita la construcción de perfiles de riesgos, donde la condición OEA será fundamental. Equipos de inspección no intrusiva facilitarán que las mercaderías puedan transitar más rapidamente por los controles aduaneros y permitirán que las labores de fiscalización puedan simplificarse.
Los retos que nos impone la reactivación en esta nueva normalidad, obliga a los Operadores Económicos Autorizados, a mantener y fortalecer los requisitos en materia de seguridad, en especial aquellos que están orientados a su cadena de suministro. Los OEA deberan garantizar que disponen de asociados de negocio seguros y confiables, para así construir y fortalecer cadenas logísticas seguras, que reciban de las autoridades de control, un esquema de confianza, caracterizado por procesos simplificados, eficientes y competitivos, ¡ese es el reto!