La nula regulación en cuanto a la disposición de los desechos es el inicio de este problema.
Es de conocimiento común que, en muchos sitios de Guatemala, no existen rellenos sanitarios o si los hay carecen de un buen funcionamiento. Esto obliga a que los residuos municipales se dispongan en botaderos improvisados.
Seguido escuchamos en las noticias sobre incendios en basureros, las causas de estos son múltiples: la presencia de residuos peligrosos o inflamables, inflamación de biogás por diversas fuentes de ignición, puntos calientes de residuos almacenados y actos de sabotaje.
Los lugares donde se quema basura a cielo abierto se consideran fuentes de contaminación por la emisión de humos tóxicos, entre otros. Siendo un origen importante de dioxinas y furanos, sin embargo, debido al alto costo de estos estudios, en Guatemala no existe información sobre las concentraciones de estos contaminantes, de acuerdo con el Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN).
¿Qué son las dioxinas y furanos?
Con base a la referencia de la publicación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), las dioxinas y furanos se describen como contaminantes ambientales que pertenecen a la llamada docena sucia: un grupo de productos químicos peligrosos, que forman parte de los Contaminantes Orgánicos Persistentes (COP).
Las dioxinas son compuestos químicos que se producen a partir de procesos de combustión que implican cloro. Se encuentran en el ambiente por todo el mundo y debido a su persistencia se van acumulando a lo largo de la cadena alimentaria. La reacción del aire durante la combustión de sus elementos a altas temperaturas, tiene efectos adversos en las funciones respiratorias, contribuyen a la lluvia acida, así como a problemas de salud pública y ambientales.
Una exposición breve a fuertes concentraciones de dioxinas puede provocar lesiones dérmicas y alteraciones hepáticas. Una exposición crítica se asocia a la degradación del sistema inmunitario y niveles bajos de testosterona, por mencionar algunos, de acuerdo a las investigaciones en animales y datos epidemiológicos humanos. Además, el Centro Internacional de Investigación sobre el Cáncer (CIIC) de la OMS tipificó la dioxina como cancerígeno.
Basureros al aire libre hay en toda Guatemala, así como la mala práctica de quemar basura. Las preguntas son ¿cuántas dioxinas tenemos en la puerta de nuestra casa?, ¿cómo acatar el compromiso de capacitar a los involucrados para crear rellenos sanitarios en lugar de basureros?. Este último es un buen comienzo para evitar la emisión de dioxinas en el ambiente.
Colaboración especial:
Pablo César Saravia Solares
Director Repelsa, S.A.