La crisis por el coronavirus nos está dejando lecciones importantes. Debimos tomar medidas extremas, implicando limitar a la sociedad completa a seguir su vida cotidiana, de lo contrario se esperaban efectos incontrolables.
Ante esto debimos reaccionar para resguardar lo más importante, la vida. Los gobiernos, empresas y personas en lo individual, tuvieron que tomar decisiones y medidas en las que no todos estábamos de acuerdo, pero, que cumplían con generar las condiciones necesarias para garantizar que, cuando esta crisis pase, podamos continuar nuestras vidas.
De todo lo acontecido, se puede generar una discusión profunda sobre lo negativo y lo positivo. Pero vale la pena rescatar y resaltar lo positivo, porque es lo que refleja la vivencia de valores en sociedad: lo que debemos poner por encima como una luz y escudo que ningún virus podrá vencer.
La memoria del ser humano siempre busca nublar lo negativo y potenciar lo positivo. En este caso, caminar por momentos de crisis con una lógica aplicada a valores debe ser algo que el ser humano no debe olvidar. Y esta es una oportunidad de reflexionar sobre la importancia de una cultura de integridad.
El activo más importante de una persona son sus valores y estos, multiplicados, serán los pilares que permitirán la recuperación de la moral social luego de una crisis que nos ha obligado al aislamiento.
Luego de pasar por esta tormenta, podremos vernos con nuevas metas o retomar las que tuvimos que pausar. Lo que nos permite seguir luchando por un mundo sin corrupción en el que las generaciones actuales y las futuras, puedan creer, crecer y desarrollarse con plenitud en lo individual y lo colectivo.
Viviendo en un mundo agitado, esta crisis nos demuestra que tenemos la oportunidad de detenernos para pensar hacia dónde queremos continuar. Luego de esto, es oportuno que entendamos que Guatemala nos necesita actuando donde nos toca actuar y haciendo a cada uno lo que nos corresponde. Y para lograrlo, tres aspectos son fundamentales para fortalecer la lucha contra la corrupción en todo momento:
– Hacernos responsables de todo acto, tanto como del efecto que provocamos.
– Comprometernos a dejar la cadena de excusas y cumplir con lo que decimos y con
lo que debemos hacer.
– Ser valientes, sin miedo a tomar decisiones.
El CODIV-19 hizo que todas las personas, de una forma u otra, debieran aplicar la responsabilidad como un valor fundamental para resguardar su vida y la de otros.
Rescatemos lo positivo de esta crisis: la solidaridad, la empatía y oportunidades y no olvidemos que lo más fuerte en este mundo es la voluntad que nos lleva a vivir con valores. “Sé el cambio que quieres ver en este mundo” -Gandhi.
Astrid Perdomo
Coordinadora ejecutiva GuateÍntegra
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