Peso mexicano en máximos históricos y los riesgos en incremento de contrabando

La libra esterlina, el euro, el yen, todas han experimentado fuertes movimientos y las de América Latina no fueron la excepción.

En momentos de incertidumbre económica como los que vivimos actualmente, es normal observar una mayor preferencia de los agentes económicos por conservar dólares como moneda de refugio, propiciando depreciaciones en la mayoría de las monedas mundiales.

La libra esterlina, el euro, el yen, todas han experimentado fuertes movimientos y las de América Latina no fueron la excepción. El Peso mexicano pasó, en tan solo dos semanas, de 20 pesos por dólar a valores cercanos a 25. Esto equivale a una depreciación de más de 20% y a valores nunca antes observados en esta moneda.

Mientras tanto, el quetzal ha tenido un movimiento muchísimo más limitado, pasando de Q7.65 a Q7.75 por dólar (depreciación de 1%) en el mismo período que el peso se depreció 20%. De hecho, alcanzó un nivel de hasta Q7.95 por dólar (que significaba una depreciación de casi 4%), pero rápidamente se intervino para evitar mayores depreciaciones. Se pueden ver como hechos aislados, pero sin duda están estrechamente interrelacionados.

La brecha que se ha abierto entre el precio relativo del quetzal y el peso es enorme y eso crea varias complicaciones económicas para el país, pero sin duda una de las más fuertes es el incentivo al contrabando ¿por qué?.

– Ya con el peso en 19.50 por dólar, el flujo de contrabando se estimaba en Q27-Q31 mil millones para 2019. Con los niveles actuales, los potenciales flujos de contrabando son sustancialmente mayores.

– Esta brecha causa que un producto sea relativamente más caro en Guatemala y que, traído desde México pueda ser vendido a un precio menor, solamente por el diferencial cambiario.

– No se habla de menores costos de producción en una locación que en otra, sino de las oportunidades que el diferencial entre ambas monedas crea, en detrimento del país.

– A esto hay que sumarle los riesgos adicionales que genera, ya que los productos no pagan los impuestos correspondientes e ingresan sin los controles sanitarios que en muchos casos se requieren, con los riesgos que eso conlleva.

El fortalecimiento de controles en los diferentes puntos ciegos que existen en la frontera entre ambos países es una solución que puede ayudar a controlar de cierta forma el problema, y debe hacerse.

Sin embargo, el incentivo económico existe y es muy alto (como se puede observar en el gráfico) y las personas continuarán buscando formas de aprovecharlo. Junto con estas medidas de control en la entrada de mercancías por contrabando, deben tomarse muy en serio las medidas de política cambiaria a implementarse para buscar minimizar esta brecha y eliminar los incentivos económicos perversos que esta crea para la economía nacional.

Colaboración especial: Ricardo Rodríguez / Analista senior
Central American Business Intelligence (CABI)
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