Esto podría tener un impacto decisivo en el desarrollo y la prosperidad del país en su conjunto.
El Sector Privado tiene un papel catalítico y puede contribuir a generar resultados irreversibles y significativos por la igualdad de hombres y mujeres, especialmente en el ámbito de su autonomía económica y el aprovechamiento de más y mejores oportunidades productivas.
Guatemala ha sido testigo de importantes avances sobre los derechos de las mujeres, pero todavía sigue siendo un desafío asegurar su participación en condiciones de igualdad en el empleo, emprendimiento y la toma de decisiones, en todos los niveles.
Su nivel de vida se ve afectado porque muchas, todavía enfrentan obstáculos impuestos por legislación discriminatoria, que les complica acceder a propiedades y heredar. También enfrentan dificultades para participar en la vida económica, representando solamente 40% de la fuerza laboral y percibiendo menores ingresos que los hombres en todos los ámbitos. La mayoría trabajan en el sector informal, con empleos donde no tienen acceso a seguridad social ni salario mínimo, colocándoles en una situación más vulnerable junto a sus familias.
Es por ello que ONU Mujeres, las ha apoyado para que comiencen sus grupos de ahorro, fortaleciendo sus microemprendimientos y ahora vinculándolas a mercados locales e internacionales, trabajando de manera muy cercana con el sector privado y en especial algunas empresas ancla que pueden transformar mercados enteros.
En el marco del Día Internacional de la Mujer, también se está apoyando los esfuerzos del Gobierno de Guatemala por llevar estas alianzas estratégicas al siguiente nivel. Impulsando la Coalición Nacional para el Empoderamiento Económico de las Mujeres, donde los sectores público, privado (CIG es una de las partes firmantes), académico y sociedad civil pueden sumar esfuerzos por transformar la situación de las mujeres y niñas, como pieza clave del desarrollo.
Esta Coalición busca apoyar a las mujeres a incrementar sus medios de vida mediante negocios, empresarialidad y empleo. Además, persigue ampliar el acceso a recursos productivos, financiamiento, y vincular los negocios con impacto social. También a las mipymes lideradas por mujeres, con oportunidades para generar mayor valor y participar más activamente en las oportunidades económicas.
Avanzar en esta dirección es una apuesta ganadora para todos los sectores. En un estudio global, la consultora McKinsey estableció que si se logra incluir a todas las mujeres en la fuerza laboral, esto repercutiría en un incremento del 25% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial.
Uno puede constatarlo al ver la capacidad de innovación y la riqueza cultural que preservan las mujeres guatemaltecas, y que cultivan y promueven a pesar de sufrir muchísima discriminación. Guatemala es un ejemplo de cómo las mujeres han sido constructoras de la paz y el desarrollo, pero se necesita escalar los esfuerzos y generar avances transformadores e irreversibles.
El sector privado, como actor fundamental en la generación de puestos de trabajo y como agente transformador de mercados, puede catalizar diversas acciones y medidas que conviertan la igualdad de oportunidades en el negocio ganador que puede llegar a ser.
Reconocer y comprender las desigualdades y brechas que viven las mujeres, es el primer paso hacia su empoderamiento económico y, por ende, la prosperidad del país.
Colaboración especial: Adriana Quiñones
Representante ONU Mujeres Guatemala
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