Algunos líderes están acostumbrados a dirigir qué hacer y cómo hacerlo y muchos consideran que esta es la única forma de liderar.
Muchos líderes están interesados en mejorar las relaciones y la comunicación con sus equipos de trabajo con el fin de generar un clima de entusiasmo, compromiso y participación para mejorar los resultados. Para lograr esto, es indispensable desarrollar una comunicación efectiva que permita al líder, transmitir eficazmente y al mismo tiempo comprender a sus interlocutores, generando empatía y proyectándose a sí mismo como un guía confiable y accesible.
Una de las grandes diferencias del líder como coach es su capacidad de escuchar, analizar, entender y hacer preguntas para dirigir apropiadamente y tomar decisiones asertivas. Estas habilidades se logran a través de la práctica del coaching como un estilo de liderazgo, ya que esta disciplina se enfoca en desarrollar el máximo potencial de las personas que se lidera, a través de impulsos enfocados en que las personas encuentren formas diferentes de resolver las situaciones a las que se enfrentan día a día.
La mayoría de los líderes están acostumbrados a dirigir qué hacer y cómo hacerlo y muchos consideran que esta es la única forma de liderar, sin embargo, esto crea dependencia hacia el líder y constantemente necesitan de su aprobación o corrección. Esto hace que el líder se sobrecargue de trabajo y que los demás no puedan avanzar con sus tareas.
Las personas tienen la capacidad, el potencial y los recursos necesarios para hacer más de lo que hacen y lo que necesitan es un detonador que les ayude a explotarlo, pero la cultura de liderazgo no se los permite y por lo tanto se acomodan a llevar una rutina sin aportar más de lo que se le pide, dejando de opinar, proponer y resolver.
Esto es como estar en la cancha de futbol, como un jugador más o ver el juego desde una posición que le permita tomar las decisiones más adecuadas. La mayoría de lideres se ven a sí mismos como un jugador obligado a ser el único que pueden hacer una anotación, lo cual limita la capacidad del resto del equipo de hacer su mejor esfuerzo y ganar el partido. Esto desmotiva a muchos buenos elementos, ya que, como cualquier ser humano, las personas quieren que su trabajo se reconozca.
En resumen, cuando un líder se convierte en un coach, logra desarrollar a cada uno de los miembros de su equipo para que aporten su máximo potencial, logrando miembros altamente motivados que consiguen más y mejores resultados.