Una empresa familiar ética

Por Carlos Luna Rivara / Socio - Fundador de Corporate Governance Leaders / www.cgl.com.gt

El objetivo de una junta directiva y del gerente general de una empresa familiar es conseguir la creación sostenida de valor por medio de la satisfacción de los diferentes stakeholders, incluyendo
accionistas, empleados, clientes y proveedores, entre otros.

Las teorías modernas de gobierno corporativo reconocen que, aunque los recursos de capital son necesarios, lo más importante para una empresa es su gente, empezando por aquellos con responsabilidades gerenciales. En consecuencia, dirigir una empresa familiar pequeña, mediana, grande o multinacional, implica diseñar y ejecutar estrategias que desarrollen las capacidades de los miembros de la organización, de tal forma de alcanzar las ventajas competitivas que le permitan cumplir su propósito.

En otras palabras, los directores y gerentes deben lograr que todos en la empresa coordinen adecuada y oportunamente sus objetivos personales con los de la empresa, y alcancen la excelencia personal y organizacional. Todo este proceso pasa por una serie de análisis de situaciones y toma de decisiones que tienen implicaciones éticas. Por eso es que el gobierno y la gestión de las empresas que alcanzan la excelencia no es solo una tarea técnica, sino que se fundamenta en un contexto ético.

Pero ser ético en la empresa no es una tarea fácil. Las decisiones son complejas, pues con frecuencia falta información y tiempo para conocer la naturaleza de los problemas, reflexionar sobre sus consecuencias, identificar las mejores alternativas y tomar las mejores decisiones.

Una empresa excelente ha de ser una empresa ética. Y si no es ética, no será una empresa excelente, aun cuando logre espectaculares beneficios económicos, o una buena reputación. ¿Podríamos dar el calificativo de “excelente” a una empresa que solo muestra enormes ganancias en dinero, como lo pueden conseguir los negocios mafiosos, el narcotráfico o empresas al margen de la ley? Una empresa familiar debe ser ética desde su mismo origen, desde la descripción de su propósito estratégico, en los
valores que utilizan sus directores y gerentes para tomar decisiones, y en las consecuencias de estas sobre las personas afectadas. El comportamiento ético se convierte en una ventaja competitiva para la empresa precisamente por su capacidad de ver lo que otros no ven, de elegir alternativas que otros no identifican, de conseguir resultados que otros no pueden soñar, y todo gracias al equipo de personas que dirigen y colaboran en las diferentes tareas de la cadena de valor. ¿La tuya es una empresa familiar ética?

El contenido de Industria&Negocios no necesariamente representa la opinión de Cámara de Industria de Guatemala; cada artículo es responsabilidad de sus autores.

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