El amor y el dinero
Era una empresa de US$50 millones de facturación anual. El fundador había muerto súbitamente dieciocho meses atrás por un cáncer de próstata y nunca preparó a la siguiente generación para hacerse cargo de la empresa, que ya servía mercados internacionales.
Allí estaban sentados frente a mí los tres hermanos y la madre, que de la noche a la mañana habían tomado las riendas del negocio. Ellos esperaban ansiosos nuestro dictamen sobre lo que debían hacer para fortalecer la dirección de su empresa.
Nuestra conclusión incluía una serie de acciones orientadas a mejorar el gobierno corporativo. Y del lado de la familia debían hacer un esfuerzo por mejorar la confianza entre hermanos. Sin esto, era prácticamente imposible pensar en acordar los cambios fundamentales que la empresa demandaba.
Una pieza clave de nuestra solución era profesionalizar la junta directiva e incorporar directores externos para mejorar la calidad y objetividad del análisis y la toma de decisiones.
Para entonces, el gerente general ya resentía la ausencia de liderazgo directivo y, lo que era peor, la falta de criterios empresariales a nivel de junta directiva sobre las decisiones clave del negocio.
La empresa estaba en peligro de perder competitividad en forma gradual hasta incluso llegar a desaparecer. Los vínculos familiares estaban totalmente fracturados y lo único que los unía era el negocio del cual vivían ellos y sus familiares. Y todo por los conflictos familiares que no cedían.
¿El suyo es un caso similar? La historia anterior se repite con más frecuencia de lo que la mayoría se imagina. Por ello les decimos a nuestros clientes que: “el reto más importante de esta empresa familiar es lograr la armonía entre el amor y el dinero. No se enfoque sólo en el negocio, ni tampoco sólo en la familia”. Para lograr armonía entre el amor (la familia) y el dinero (la empresa) y mejorar las posibilidades del negocio y de la familia en el largo plazo es necesario que en los familiares manejen con madurez los conflictos, que exista respeto por las necesidades de cada miembro, y se ejerza liderazgo compartido.
La incorporación de familiares a la empresa debe ser de libre elección por parte de los aspirantes. También sugerimos permitirles libremente que decidan trabajar en otra empresa, o en un emprendimiento propio y que luego, si lo desean, vuelvan a incorporarse a la empresa familiar. Antes de incorporar a un hijo, es muy recomendable que trabaje en otras empresas para que aprenda a desenvolverse, cumplir horarios, obedecer órdenes, respetar normas, ganarse el sueldo, competir y mantener su lugar de trabajo a pesar de las tensiones.
¿Está su empresa familiar profesionalizada?