LA LUCHA CONTRA

EL EGO

Servir a la empresa familiar desde posiciones de liderazgo exige cierto grado de lucha contra el ego personal,algo que deben practicar constantemente todas aquellas personas que ejercen posiciones de liderazgo. Esta preocupación por mitigar los efectos nocivos del ego es una realidad y una de las principales preocupaciones de muchos empresarios, directores, gerentes, y ejecutivos que conozco.
Ellos son conscientes de que el ego en el ambiente de la empresa familiar puede ser fuente de múltiples limitaciones y conflictos. Por ejemplo,un hermano en posición de líder concentrado en su ego tiende a interpretar como amenazas a su liderazgo lo que sólo son propuestas de cambio para afrontar los problemas por parte de familiares y/o ejecutivos no familiares. Esta reacción del hermano genera frustración y falta de compromiso. A su vez, el ego también lleva a confiar demasiado en sí mismo -y por tanto a desconfiar de los demás-, lo que se traduce en una mayor centralización de las decisiones y una barrera al trabajo en equipo.

La batalla personal contra el ego, que puede manifestarse de diferentes maneras a lo largo de la vida profesional, es fundamental para el ejercicio del liderazgo. Es necesario trascender el propio “yo”, centrarse en el propósito de la empresa, poniéndolo por encima de las opiniones y ambiciones personales y, a su vez, fomentar el liderazgo de los familiares y colaboradores, sin miedo a que esto pueda significar una pérdida de poder o de autoridad. De hecho, el efecto de impulsar el liderazgo de los demás es más bienal contrario: refuerza el propio liderazgo personal y robustece la consistencia de todo el equipo.

El ejercicio del liderazgo, sea para los que pasan de seguidores a líderes como para los que ya son líderes en sus organizaciones, es un ejercicio de realización personal, fruto de muchas victorias y también de muchas derrotas que deben ser asumidas con valentía y espíritu de aprendizaje.Haber vencido al ego no implica que sea de una vez y para siempre. Es una batalla permanente.Para ejercer el liderazgo con el ego bajo control,hay que estar continuamente consciente de esta poderosa fuerza interior, y no bajar la guardia. En definitiva, el buen líder -aquel que más capacidad tiene para mantener el compromiso y la ilusión de los colaboradores- estará mejor preparado para emprender los nuevos retos de la empresa familiar si logra controlar su ego.