Mantener la institucionalidad es una de las metas para que la Nación pueda salvaguardar la estabilidad en todos los aspectos: político, económico, social e incluso psicológico.
El primer evento necesario de recopilar es la dimisión de Otto Pérez Molina, la cual fue aceptada por el Organismo Legislativo el 3 de septiembre y dos horas más tarde tomó posesión el Presidente de la República, Alejandro Maldonado Aguirre, quien entonces ostentaba la vicepresidencia, dejando el puesto disponible.
El cargo estuvo vacante por 13 días, hasta que fue electo Juan Alfonso Fuentes Soria. Fuentes ocupó la rectoría de la Universidad de San Carlos de Guatemala de 1990 a 1994 y fue una de las personalidades que se opuso al autogolpe de Estado de Jorge Serrano Elías. En 2000 ocupó el cargo de la Comisión Presidencial de los Derechos Humanos.
Para el primer día hábil de octubre, ya se respiraba otro ambiente a nivel gubernamental. Maldonado había realizado más de 25 cambios en el Gabinete: Ministros, vice ministros, secretarios y personal clave del Gobierno fue removido.
El retorno a la institucionalidad sirvió para recuperar la confianza en el sistema. Por ejemplo, en la Encuesta del Panel de Analistas Económicos de septiembre, el Índice de Confianza de la Actividad Económica se situó en 46.67% superior al mes de agosto, ya que venía en pique luego de los señalamientos de corrupción en las altas esferas del Gobierno.
Las respuestas a temas como el clima de negocios, situación de la economía, y si la coyuntura es propicia para hacer inversiones, mejoraron considerablemente. Incluso, el índice se mostró superior en 21.67% al registrado en septiembre del 2014.
Además, el Foro Económico Mundial dio a conocer que en el Índice de Competitividad Global 2015, el país se mantuvo en la casilla 78 de 140 evaluados, lo que expertos consideran como algo positivo.
Mientras tanto, los guatemaltecos continúan a la expectativa de lo que ocurrirá el 25 de octubre, durante la segunda vuelta electoral, para elegir a Presidente y Vicepresidente de la República para el siguiente período gubernamental.
A estas alturas, ya es historia uno de los gobiernos más corruptos, sisma que se generó desde abril, cuando el Ministerio Público y la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala –Cicig-, denunciaron la red de defraudación aduanera, La Línea, en la cual se han presentado indicios de la participación del entonces presidente Pérez Molina y vicepresidenta, Roxana Baldetti Elías.
Ha vuelto la calma, y con ella la esperanza de que la transición gubernamental sea ordenada y el inicio de una nueva época de tranquilidad y desarrollo.