Estamos más que claros: el plan de integración regional ha tomado décadas para agilizar el comercio entre los países de Centroamérica. Seguimos estáticos ante el reto de tomar decisiones para concretar el proyecto, dada la poca voluntad política de las últimas administraciones de gobierno, la falta de modernización de los sistemas aduaneros, la poca inversión tanto en infraestructura como en capacitación del personal y, por qué no decirlo, también por falta de voluntad de algunos sectores empresariales de la región.
Los principales socios comerciales del área, cuando nos ven, lo hacen con una visión regional, como un grupo de países con potencial para generar inversión y desarrollo para nuestra zona. Somos nosotros mismos los que aún seguimos viéndonos como países independientes, cuando en realidad debemos trabajar aún más en esa unificación.
El comercio en Centroamérica se ha incrementado en los últimos años, manteniendo la relación con sus principales socios de exportación (Estados Unidos y la Unión Europea) y de importación (Estados Unidos y China). De acuerdo con las estadísticas, las exportaciones de bienes del mercado intrarregional sumaron más de $8 mil millones y al resto del mundo $29 mil millones; esto demuestra el potencial comercial que como región se tiene.
Guatemala es definitivamente un socio importante en el comercio intrarregional, representando el 32% de sus exportaciones y el 22% de sus importaciones. El primer éxito de la integración centroamericana para el país es el de la industria farmacéutica, la cual ha obtenido beneficios desde hace aproximadamente 30 años.
El mercado centroamericano fue constituido como uno de los primeros en el mundo y si no representara beneficios aún estaríamos más cerca del lado artesanal que del de la industria.
Por lo tanto la oportunidad de lograr la integración centroamericana aún está latente y debemos empeñarnos en volverla realidad, ¿pero qué nos hace falta para hacerla tangible?
Entre los beneficios de la integración destacan la competitividad y reducción de costos, la simplificación de trámites y la eficiencia en las cadenas globales de suministro para las empresas y el comercio regional. Además para los millones de habitantes de la región significa una gran oportunidad de empleo formal, con su respectivo impacto positivo en la calidad de vida de los centroamericanos.
Si la integración centroamericana es de suma relevancia, tratándose de un mercado de aproximadamente 42 millones de personas, en una zona con una posición estratégica por su cercanía territorial, ¿qué estamos esperando? Que otros países se organicen y como se dice coloquialmente “nos coman el mandado”, o ¿tomaremos acciones concretas para convertir este sueño en realidad?
Como reza la frase de George Bernard Shaw: “Si has construido castillos en el aire, tu trabajo no se pierde; ahora coloca las bases debajo de ellos”. Vemos como un buen principio de empezar a colocar estas bases, la decisión del Gobierno de la República el haber nombrado a un Comisionado para la Unión Aduanera. Esperamos que esto sea un buen principio, sin embargo ¡Es hora de poner manos a la obra!.