FEB-2014 Los enredos en aduanas y puertos

Expertos advierten que entre más trámites requieran los procesos aduaneros la competitividad del país empeora. La Intendente de Aduanas, Claudia Méndez, reconoce que el país está lejos de tener aduanas facilitadoras del comercio porque sigue siendo un ente recaudador de impuestos.

En las aduanas pasa de todo. Importadores y exportadores se enfrentan a un rosario de dificultades que van desde excesivas revisiones, demoras de hasta 12 días en los trámites, reclasificaciones arancelarias discrecionales de parte de técnicos y cobros adicionales que, al final, castigan al empresario y al consumidor final.

Pero eso no es todo. Según usuarios de la logística aduanera y portuaria, otro problema que se afronta es la escasez de personal capacitado de la Superintendencia de Administración Tributaria.

Estas dificultades se han agudizado luego de la intervención de las fuerzas públicas de seguridad que, como apoyo en los controles aduaneros, aprobó el Gobierno en octubre de 2013.

La intendente de Aduanas, Claudia Méndez, reconoce que parte de esos problemas se han acumulado por décadas porque las aduanas han sido abandonadas. Además, otro de los tropiezos que ha afrontado la Intendencia es la falta de personal. La funcionaria asegura que en septiembre de 2013, cuando asumió el cargo, había 170 plazas vacantes, lo cual redundaba en demoras y en problemas para los usuarios.

Sin embargo, no cree que las dificultades hayan empeorado con la intervención. “Me atrevo a decirle que no se han entorpecido los tiempos de despacho”, afirma. Por el contrario, dice que la recién instituida Ventanilla Ágil de Importación ha contribuido a mejorar los trámites y beneficiado a los usuarios. En ese sentido, explica que la Intendencia capacitó al personal de portuarias y de otras instituciones del Gobierno que apoyan los controles para que el trabajo en esta ventanilla sea rápido y eficiente.
En los demás problemas, Méndez dice que está trabajando para lograr que las aduanas sean facilitadoras del comercio exterior.

Hasta principios de enero, como resultado de la intervención, afirma que los ingresos fiscales relacionados al comercio exterior (Derechos Arancelarios) han aumentado. Antes de octubre de 2013 las aduanas recaudaban alrededor de Q51 millones diarios mientras que en los siguientes tres meses aumentó a aproximadamente Q60 millones y se habían revisado alrededor de 14 mil 800 contenedores en carreteras y otros 18 mil 500 en los módulos de aduanas, explica Méndez.

Por ahora, reconoce que el país aún está lejos de contar con aduanas facilitadoras del comercio internacional que permitan mejorar la competitividad, debido a que el Estado sigue dependiendo en un alto porcentaje de los ingresos tributarios que por estos recintos se obtienen.Del total de ingresos fiscales, un 30 por ciento se recaudan en las aduanas, precisa. Tampoco duda que para ser más competitivos, las aduanas tendrían que convertirse en facilitadoras. “Ojalá algún día se pueda ver a las aduanas como entes facilitadores y proveedores del comercio, como sucede en otros países”, precisa.

“TORTUGUISMO AFECTA LA COMPETITIVIDAD”

A juicio del presidente de la Asociación de Transportistas Internacionales, Julio Artemio Juárez, la intervención de otras instituciones en los controles aduaneros no se ha traducido en más demora. Sin embargo, afirma que tampoco han mejorado los procesos. “Lo que ha atrasado los trámites es el tortuguismo con el que algunos empleados trabajan”, lo cual sigue perjudicando la competitividad del país, sostiene el empresario.

“Pensar en una aduana ideal es un sueño de hadas pero sí se debe trabajar en modernizar los procesos; ya es tiempo que tengamos aduanas sin papeles para que no haya discrecionalidad ni los trabajadores puedan meter las manos”, señala.

Recomienda, por ejemplo, que la información de las importaciones se transmita desde su origen, con lo cual se podría calcular rápidamente el pago de impuestos. “Hoy, la papelería se tarda demasiado en cada escritorio, perjudicándonos a todos”.

Las principales quejas del sector privado

➔Exceso de revisiones a contenedores, generando “cuellos de botella”.
➔Se realizan reclasificaciones arancelarias a los importadores; en la mayoría de casos hacia una que tiene tasa más alta. Esto ocasiona demora en las audiencias y notificaciones.
➔Cuando el importador no acepta la reclasificación, para retirar la mercadería, la SAT solo acepta que se realice un depósito en garantía (pago del 100% de los aranceles), aun cuando existen otras figuras reguladas, como las fianzas.
➔ Si el laboratorio químico fiscal de SAT resuelve que la empresa tiene la razón y acuerda devolver lo depositado, el importador recibe ese dinero hasta tres días después.
➔Los técnicos en las aduanas, muchas veces, no conocen los procedimientos y recurren a pedir documentos extras de soporte que no figuran en los procedimientos establecidos. Seis días es el promedio para liberar un contenedor pero hay casos que la demora es de hasta tres meses.
➔La revisión intrusiva de los contenedores daña la mercadería y aumenta los tiempos y costos.
➔Se han recibido algunas denuncias de corrupción en las aduanas.
➔En algunas oportunidades, la SAT considera que los precios de las mercancías son muy bajos y busca que se suba el precio para cobrar más impuestos, aun cuando existen documentos legales de soporte.
➔Deficiencias en el sistema informático de SAT. Algunas veces se cae o es lento; tampoco tiene acceso a internet para verificaciones internacionales.
➔El horario no es de corrido, las 24 horas.
➔Hay mucha discrecionalidad de los vistas de aduana.
➔Se generan diferencias entre las básculas de la Dirección General de Caminos y las de la portuaria, por lo que la SAT reajusta el peso hacia arriba.
➔En las rampas de los puertos hay dificultad para revisar contenedores porque las entidades que participan tienen diferentes horarios de trabajo.
➔Se han agregado una serie de nuevos cobros que afectan al empresario. Por ejemplo, por distintivos fiscales e impuesto por circulación de contenedores.

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