Generando futuro

Los corruptos nos siguen robando oportunidades en seguridad, educación, salud e infraestructura, en generar empleo formal y decente.

Por tercer año consecutivo, ENADE propone como tema anual de su presentación “La Reducción de la Pobreza”. Tres años que han servido para avanzar y crear puentes de diálogo con diversos sectores sociales, lograr acuerdos e impulsar proyectos conjuntos. Por eso, es relevante la perspectiva que nos plantea este evento, de reducir la pobreza a través de la generación de empleo. En este sentido, quiero referirme a ciertos aspectos que son importantes tener en cuenta para reducir la pobreza. En primer lugar, el sector empresarial es el principal generador de futuro. Hoy, y como siempre lo ha sido, incluso en los años de mayor adversidad y confrontación, el sector empresarial mantiene activo el compromiso de continuar generando expectativas a cada generación que anhela un trabajo digno, decente y productivo.
Bajo esa idea, “Generando futuro”, más que un simple eslogan, es la premisa básica del CACIF, pues comunica su identidad, su esencia, su razón de ser. Expresa lo que la actividad empresarial y la acción de los empresarios en lo individual representa en la sociedad: Ser motores del desarrollo del país y cuyo impulso permite generar empleos, promover la inversión en nuevos proyectos y trabajar con afán de superación para ofrecer mejores opciones a todos los guatemaltecos. En segundo lugar, generar empleo no es tarea fácil, pues requiere una serie de condiciones. Todo aquel que ha experimentado los riesgos, sacrificios y dificultades que conlleva emprender una actividad empresarial, sabe y comprende el enorme desafío que supone generar cada empleo formal.
Pero generar un empleo formal no es un proceso sencillo, pues está supeditado, aparte del natural riesgo que involucra una iniciativa, a una variedad de procedimientos legales, financieros y administrativos que, sumado al esfuerzo directivo por sacar adelante el proyecto, se convierte en una dinámica que exige responsabilidad, tenacidad y audacia.
De hecho, todo mundo habla ahora de la importancia de crear empleos, –a pesar de que son pocos los que realizan acciones valientes para generarlos–, pero casi nadie habla de crear empresas que es, al fin y al cabo, lo fundamental para elevar la competitividad del país y abrir espacios de oportunidad a miles de personas.
Por eso, es lamentable que haya personas con voz pública que no tienen ni la menor idea de cómo funciona una empresa, no conocen la mecánica que conlleva pagar impuestos, ni han tenido jamás que pagar una planilla y, sin embargo, continuamente, con gran irresponsabilidad, pero sobre todo con vasta ignorancia, atacan a las empresas, a los empresarios y al concepto de “empresarialidad” en general, sin reparar que en estos tres reside la razón de la creación de riqueza, la generación de empleo y la construcción de un futuro más prospero.
El empresario es la única persona en la empresa que no tiene por sí mismo asegurado un ingreso a fin de mes, pero sí tiene el compromiso personal y la obligación legal de lograr que todos sus colaboradores lo reciban puntualmente.
Un tercer aspecto tiene que ver con las condiciones que se requieren para que el sector empresarial pueda abrir fuentes de trabajo. Lo primero es disponer de un clima de negocios favorable, tanto para el crecimiento de las empresas locales como para la atracción de inversión extranjera. Implica ofrecer certeza jurídica, de modo que prevalezcan las reglas claras y estables, para evitar abusos y excesos que provocan desconfianza en todo el sistema y el tan ansiado Estado de Derecho. Otra condición clave es contar con una fuerza laboral con capacidades acordes a las expectativas y requerimientos de los diversos sectores productivos. Asimismo, es imperativo disponer de una institucionalidad pública, fuerte, ordenada y centrada, con visión de ser facilitadores en el fomento continuo de la competitividad, de modo que se simplifiquen los trámites administrativos para que más emprendedores se animen a inscribir sus empresas y formen parte de la legalidad. No hay que descubrir, ni inventar nada, ya hay países que lo han logrado, fomentando la “empresarialidad”, fortaleciendo la institucionalidad y creando incentivos, como Corea del Sur, Taiwán y, en nuestro continente, Chile, Perú y Colombia.
Por eso, un cuarto aspecto es el compromiso de inversión productiva. Durante 2012 han sucedido muchas hazañas positivas para Guatemala, que nos han llenado de alegría y satisfacción. Por primera vez, un guatemalteco gana una medalla en Juegos Olímpicos; un equipo de beisbol se corona campeón mundial; un actor chapín figura exitosamente en el cine; una empresa orgullosamente guatemalteca celebra 125 años; el IRTRA cumple sus primeros 50 años de recrear sanamente a miles de trabajadores y sus familias; el INTECAP celebra 40 años de capacitar guatemaltecos y fomentar la productividad, y tantos logros más en diversas actividades deportivas, artísticas y empresariales.
Sin embargo, en medio de la satisfacción y la esperanza que provocan estos triunfos internacionales de guatemaltecos extraordinarios, los hechos de cada día nos recuerdan que aún queda mucho camino por recorrer. Desafíos directamente relacionados con resolver la corrupción, evitar los vicios clientelares del populismo y frenar la inseguridad. Es vergonzoso lo que un medio publicaba, que cada año se pierde por actos de corrupción, hasta un 25 por ciento de los presupuestos nacionales destinados a la inversión en obra pública. Eso va contra toda lógica de progreso. Los corruptos nos siguen robando oportunidades en seguridad, educación, salud e infraestructura, en generar empleo formal y decente. Debemos seguir uniendo esfuerzos para sumar voluntades e iniciativas, que produzcan frutos abundantes en beneficio de miles de personas que están atrapadas en la espiral de pobreza.
En la medida en que el país logre atraer inversión, logrará sacar adelante a un importante umbral de guatemaltecos que se encuentran en una grave situación socioeconómica. Por eso, seamos parte de la solución y no del problema.
No podemos seguir perdiendo el tiempo en discusiones estériles sobre temas que provocan incertidumbre política, económica y social, porque se requiere con urgencia de acciones efectivas para transformar progresivamente al país en las áreas sensibles del desarrollo integral. Identifiquemos a esos malos funcionarios públicos, a esos corruptos, y no permitamos que continúen ahí.
Si hoy el reto de este ENADE es la generación de empleo para superar la pobreza, les propongo que hagamos de la causa de la “empresarialidad” nuestro primer propósito. Porque sólo emplea el que prospera y porque sólo prospera el que accede a un buen empleo.

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