Debemos mantener vigentes las raíces que dieron vida a Cacif
Asumir la presidencia de Cacif es un verdadero privilegio; me siento muy afortunado de formar parte de la historia de esta cúpula empresarial.
Aprecio esta oportunidad y, especialmente, la confianza que han depositado en mí. Tengan por seguro que haré todo lo que esté a mi alcance para que la gestión que emprendo esté a la altura de mis antecesores y, si es posible, supere las expectativas. Me siento muy apoyado por todos pues me consta la calidad de directores que hay en la mesa, en las comisiones de trabajo y los que forman el “staff” de Cacif.
Hoy, más que nunca, debemos recordar que el origen de esta organización se dio hace aproximadamente 55 años, reconociendo la necesidad de crear un ente coordinador y que, sin menoscabar el papel y la actividad de cada Cámara, promoviera la unión de esfuerzos y acciones en defensa del Estado de Derecho, la libre empresa y la dignidad individual.
En este sentido, tengo claro que es decisivo mantener vigente las raíces de nuestra entidad. Por ello, quiero que esta presidencia que inicio, por un lado, se nutra del espíritu de sus orígenes y volvamos a ser el contrapeso activo y fiscalizador del poder público. Y, por otro lado, sepamos mantener una actitud profesional, proactiva y propositiva, en beneficio de las prioridades del país.
Debemos tener la objetividad suficiente para valorar los temas, con un sentido de oportunidad y coherencia, que nos permita incidir en lo que puede mejorarse. Asimismo, saber aplaudir aquellas iniciativas que tienen una vocación de beneficio para superar los grandes desafíos que enfrenta Guatemala.
Sin lugar a dudas, eso permitirá volver a poner en alto el perfil de Cacif y tener el posicionamiento público que una institución de este calibre debe tener.
Para lograrlo, debemos continuar trabajando intensamente en una agenda de largo plazo, que sin descuidar la coyuntura, podamos ser actores relevantes para promover y alcanzar el desarrollo integral del país.
Definitivamente, en los últimos años hemos dado pasos firmes en este camino, que constituyen líneas claras hacia dónde se dirige la visión que compartimos como sector empresarial. En primer lugar, los cuatro ejes del documento 2012, Nuevo Principio: Recuperar valores, Formar a jóvenes líderes, Aprovechar responsablemente los recursos naturales que tenemos y Fomentar una cultura de paz en Guatemala.
En segundo lugar, la iniciativa “Guatemaltecos mejoremos Guatemala”, esfuerzo coherente a todos los que anhelamos vivir en una Guatemala más próspera, más solidaria y más segura, recuperando nuestra identidad como ciudadanos de un país ingenioso, trabajador y competitivo.
Es fundamental lograr acceso a educación y salud de calidad, poder salir cada día a las calles sin temor, a tener acceso a mejores fuentes de empleo, a que la ley se aplique a quienes la incumplen, que siempre prevalezca la certeza jurídica y el Estado de Derecho. Con esas iniciativas, seguir exigiendo una política de transparencia, donde se combata la corrupción y se obligue a rendir cuentas a los funcionarios públicos. Los corruptos nos están robando oportunidades en seguridad, salud, educación y en infraestructura. No podemos pretender avanzar en el desarrollo sin antes avanzar en la transparencia, calidad y eficiencia del gasto público, bajo un modelo de rendición de cuentas. El reto es grande, pero estoy convencido de que tenemos lo que necesitamos para lograr incidir y conseguir un mejor país. Unamos esfuerzos, comprometámonos y juntos recuperemos nuestro país.