Se espera que Guatemala crezca un 3% este año mientras que África Sub sahariana crecerá el doble: un 6%. De hecho, países como Etiopía se espera que crezcan por arriba del 9%.
Dicho crecimiento no es un evento raro. En la última década, África Sub sahariana ha crecido 1.2 puntos porcentuales más que Guatemala. Además, ha logrado incrementar de forma abrupta su atracción de inversiones pues en la última década quintuplicó lo que había recibido en la década de 1990. De hecho, sólo China incrementó su inversión en África Sub sahariana 14 veces, pasando de US$681 millones a US$9,300 millones. Es más, se espera que el crecimiento siga.
Un ejemplo de estos planes es la reciente publicación del Banco Mundial “Light manufacturing in Africa. Targeted policies to enhance private investment and create jobs”. El plan es diversificar la economía africana e ir más allá de la minería y el petróleo, los principales motores económicos de los últimos años. Menciono el estudio porque lo que podría funcionar para países como Etiopía, puede llegar a funcionar para Guatemala.
Ya varios lo han dicho: Guatemala, especialmente el área rural, tiene muchas semejanzas con África Sub-sahariana, especialmente cuando se toma en cuenta la situación de su mano de obra: alta incidencia de desnutrición crónica, profundos problemas de salud y bajos niveles educativos. ¿Qué oportunidades económicas pueden generarse para una población de este tipo?
Como señala el Banco Mundial, “la manufactura ligera (…) ha sido históricamente, y sigue siendo, una fuente importante de crecimiento y creación de empleo productivo en economías abundantes en mano de obra poco capacitada (…) en casi todos los países, la transformación de la agricultura tradicional a la economía moderna empezó con manufactura ligera”. Por lo mismo, al generar un plan para Etiopía y otros países africanos, el Banco Mundial decidió apostar por la manufactura ligera. De los sectores específicos señalados, tres se traslapan con Guatemala: a) vestuario, b) productos de madera y c) agroindustria.
¿Cómo se plantea apoyar el crecimiento de estos sectores? Lo que se hizo fue un estudio profundo y detallado de la cadena de valor. ¿Qué hace que el producto sea atractivo para los consumidores? ¿Qué hace que el producto incremente sus costos y reduzca sus ganancias y posibilidad de crecimiento? ¿Qué hace que el producto se retrase y tarde mucho en llegar al consumidor?
Un ejemplo de este análisis se ve en la industria de vestuario. Por ejemplo, para las empresas grandes se mostró que es crítico resolver los problemas de logística; ello incluye, desde los trámites en aduanas, reducir los costos de importación y exportación, así como facilitar y reducir los costos de transporte dentro del país. Además, se ha mostrado como factores importantes, mejorar el acceso a insumos para poder ofrecer productos más sofisticados (pues se pueden ofrecer prendas con tejidos y colores distintos). Adicionalmente, se menciona la importancia de fortalecer la capacidad de los empresarios. Esto incluyó, entre otros, la capacitación en técnicas administrativas de calidad, como lo es “Kaizen”.
Para las empresas pequeñas del sector de vestuario, se agregaron, además de lo ya señalado, dos elementos críticos para mejorar la cadena de valor. Por un lado, el desarrollo de “zonas industriales” le permite a estas empresas cumplir con los requisitos de calidad internacional. También les provee la posibilidad de expandir sus operaciones y, conforme crece el sector, integrarse como “cluster”. El otro elemento crítico fue la falta de acceso a recursos financieros, para lo cual se discutieron alternativas que van desde el factoraje hasta las cartas de crédito. Por último, se señaló que para las empresas pequeñas tenía que realizarse una inversión adicional en capacitación de los trabajadores. Ello se debe a que estas empresas tenían menor capacidad para poder realizar esta inversión y lograr que la capacitación sea de calidad.