Castillo Sinibaldi: “Esta institución es única en el mundo”
HERNÁN GUERRAINDUSTRIA Y NEGOCIOS
En 2012, Ricardo Castillo Sinibaldi cumple 42 años de presidir la Junta Directiva del Instituto de Recreación de los Trabajadores de la Empresa Privada de Guatemala (IRTRA). Es el artífice del brillo que esta organización y sus parques han alcanzado. Transformó los parques –concebidos en sus inicios como lugares para disfrutar de días de campo– en centros recreativos de diversión de talla internacional. Xetulul y Xocomil han recibido sendos reconocimientos internacionales y Castillo Sinibaldi también es reconocido internacionalmente hasta ocupar un espacio en el Salón de la Fama de la Asociación Internacional de Parques de Atracciones (IAAPA, por sus siglas en inglés). A continuación, Sinibaldi hace una reseña de su trayectoria al frente de la institución.
¿Cómo surgió la idea de un centro recreativo para los trabajadores del sector privado, como el IRTRA?
En los años de la década de 1960 –difíciles políticamente hablando– un grupo de empresarios se reunió en Cámara de Industria de Guatemala para analizar qué se podía hacer para darles una prestación adicional a los trabajadores de la empresa privada. Se hizo un pequeño inventario de lo que tenían las empresas grandes y se llegó a la conclusión de que no había nada importante. Se pidió al resto de sectores, comercial, agrícola y financiero que plantearan ideas de qué hacer y se llegó a la conclusión de que lo más conveniente era crear una institución que pudiera darles recreación. Fue así como se formaron varios comités integrados por personalidades del sector privado, quienes analizaron la parte legal. Ahí se acordó que se plantearía la iniciativa al Gobierno para que luego el Congreso de la República la aprobara como una ley. Estos comités, que fueron cambiando, formularon la ley que luego promovió en el Congreso el Presidente de la República, Miguel Ydígoras Fuentes. El diputado que la propuso en el pleno del Legislativo fue Daniel Corzo de la Roca. Finalmente, la ley fue aprobada mediante el Decreto 1528, la cual entró en vigencia el 1 de julio de 1962. Esta normativa establecía que el sector privado pagaría la operación y mantenimiento del Instituto, no los trabajadores. También establece que el recaudador de los aportes sería el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social. Esos aportes, en un inicio, equivalían a un día de salario al año de los trabajadores. Eso representaba, aproximadamente, el tres por millar de la planilla. Esa tasa se mantuvo de 1962 hasta 1992, cuando se aumentó, de manera voluntaria, a uno por ciento. Hasta la fecha se mantiene ese mismo porcentaje como aporte empresarial.
¿La iniciativa surgió entonces en el seno de CIG?
Sí, ahí se inició. La idea que generó esto fue que don Fernando Ramírez comentaba que él había trabajado desde muy abajo y que los trabajadores no tenían donde recrearse. Por eso se pensó en hacer algo. Él era un industrial muy importante; estuvo en la primera junta directiva del IRTRA.
¿Cuál fue el primer centro recreativo?
El de Amatitlán, en 1963. Se compró una propiedad al Club Guatemala y ahí se empezó. Después, en 1967, se abrió el centro recreativo de Agua Caliente; en 1976-1977 se inició parcialmente la construcción del IRTRA Petapa. Posteriormente, Xocomil, en 1997 y, Xetulul, en 2002.
¿En qué momento se involucró usted en la junta directiva del IRTRA?
A finales de 1964, como director suplente. Luego subí a director. Y, en 1970, me eligieron presidente… hasta la fecha. Sólo son 42 años… es poquito, (sonríe).
¿A quién sucedió usted en la presidencia del IRTRA en 1970?
A Rodolfo Rivera. Él era representante del sector agrícola. Él hizo un buen trabajo. Luego, con poco dinero, los cambios fueron grandes por el concepto, porque yo pensaba que debíamos irnos a los parques de diversiones contra los parques de un día; ahí fue un cambio radical.
¿Usted visualizaba un IRTRA como es hoy, de categoría mundial o algo más modesto?
Yo diría que no se pensaba llegar a lo que es hoy. Lo que queríamos era crear un centro de recreación para pasar un buen día de campo. Pero cuando asumí la presidencia, empezó a cambiar –y esa es una de las razones por las cuales yo estoy aquí–. Y es que en la junta directiva yo siempre les decía: “No, hagamos algo diferente, hagamos un parque de diversiones”. Y Así fue como alguien dijo: “Bueno, ya que Ricardo molesta tanto, pongámoslo en la junta directiva a ver si hace algo”. Ahí fue cuando empezamos a pensar y a hacer parques de diversiones, no solo para un día de campo. Así se fue generando la idea; fuimos aprendiendo lentamente pues no sabíamos lo que era un parque de diversiones. Visitamos muchos parques en el extranjero, conociendo a personalidades que habían desarrollado proyectos, entendiendo las necesidades que tienen las familias que buscan recreación.
Aunque a usted siempre le gustaron los parques de diversiones
A mí siempre me habían gustado los parques de diversiones, desde niño. Iba a las ferias de noviembre que organizaba el General Jorge Ubico en lo que hoy es el área del aeropuerto. Me gustaba subirme a todos los juegos. Posteriormente, cuando estuve en Estados Unidos, en Nueva York iba mucho a Coney Island. En 1958 estuve en Los Ángeles, cuando Disney acababa de abrir. Y estando ahí dije: “Ojalá que algún día Guatemala pueda tener un parque como este”. Creía que sería difícil pero quería ver si se podía. Y cuando me dieron la oportunidad de estar en la junta directiva del IRTRA y luego ser presidente, a mi memoria vino eso, de hacer algo que se pareciera a lo que hay allá (en Estados Unidos). Entonces, cambiamos la política del Instituto hasta llegar a tener parques de la calidad de Disney.
Cuando usted planteaba su visión de algo parecido a Disney seguramente más de alguien era incrédulo
Sí, muchas veces. Cuando analizábamos las posibilidades, sobre todo las económicas, comprendíamos que no teníamos dinero suficiente. Los ingresos eran bajísimos y no se podía pensar que podíamos hacer algo grande. Sin embargo fuimos haciéndolo poco a poco. Esos cambios empezaron a verse en el IRTRA Petapa donde agregamos algunos juegos, canchas de fútbol y una piscina. Fue cuando el sector privado se dio cuenta del significado de tener un lugar de recreación de primera categoría y fue cuando voluntariamente aumentó sus aportes al Instituto del tres por millar al uno por ciento. El incremento nos dio fondos suficientes para pensar en parques más grandes y con tecnología moderna de recreación.
¿El modelo de aportes del sector privado es propio de Guatemala o se copió de otro país?
Ese es uno de los orgullos de nuestro país. Esta institución es única en el mundo, no hay otra. Me refiero a la organización, al concepto. Eso no existe en otra parte del mundo, donde los parques son empresas privadas. En Guatemala una empresa privada no podría hacerlo porque no genera dividendos como para hacer inversiones de esa magnitud. También es un orgullo porque el modelo lo han querido copiar otros países de Latinoamérica pero no lo han logrado.
¿Podríamos decir que el IRTRA es el más grande aporte a la Responsabilidad Social Empresarial en Guatemala?
Eso es. Lo que pasa es que hoy le ponen un nombre bonito, pero el IRTRA es la mejor demostración de la Responsabilidad Social Empresarial y es el proyecto más grande que tiene el sector privado, en conjunto, en ese ámbito.
¿Cuáles son los secretos del éxito, si es que los hay?
Yo no creo que haya secretos. Más bien, considero que, cuando las empresas tienen éxito es porque han empezado bien y han existido personas responsables que han llevado a cabo el trabajo encomendado. Si la persona se pone las metas, establece los retos y trabaja a ese ritmo y, en lugar de descansar, trabaja, obtiene éxito. Lo vi en mis padres, abuelos, amigos. La persona que se compromete a trabajar por una idea, por una empresa, por un principio, normalmente sale adelante. Entonces, yo pudiera decir que en el IRTRA, eso sucedió. La idea fue importante porque surgió del grupo empresarial que lo tomó bajo su responsabilidad. Las Cámaras empresariales que están representadas en el IRTRA escogieron a las personas representantes que sabían trabajar, que tenían metas, que eran honorables. En el IRTRA nunca ha habido un solo reparo, nunca ha habido dudas en su administración, siempre ha habido claridad, lo cual ha hecho que la administración sea sana. Eso hizo que las personas que estamos en la institución aprendiéramos el trabajo de recreación y que lo hiciéramos correctamente. Cuando aprendimos de la recreación, a hacer un parque con buenos diseños, con buenas atracciones, con buenos servicios, con comodidades, nos dimos cuenta que el visitante llega. Eso demuestra que todos los pasos que se dieron fueron los correctos; ahí está el éxito.
¿Qué proyectos nuevos tiene en agenda?
Después de tantos años de trabajo y de conocer la recreación, ya tenemos diseñado lo que hay que realizar. Primero, un parque no debe ser estático, siempre debe estar dando cosas nuevas, ampliándose, cambiando de juegos para que quienes asisten con frecuencia no se aburran de lo mismo. Por eso, los grandes parques del mundo continuamente agregan alguna atracción y nosotros hacemos lo mismo. También pensamos en otra área de la recreación. Nosotros tenemos juegos mecánicos y acuáticos y ahora estamos pensando en parques ecológicos. El primero de éstos estará en Retalhuleu, donde tenemos más terreno.
También pensamos en un parque ecológico con un poco de recreación en el norte del país. Esto nos llevará diez años más, no es fácil; el IRTRA nunca descansa, siempre está cambiando, modificando, pensando en cosas nuevas.
Usted y el IRTRA han recibido muchos reconocimientos nacionales e internacionales. ¿Cuáles son los más significativos?
Han sido muchos pero el más importante es “Aplauso” (Applause Award), otorgado en 2008 por la Asociación Internacional de Parques de Atracciones (IAAPA, por sus siglas en inglés) al Parque Xetulul. Ese galardón tiene un gran significado porque sólo para ser nominado un parque tiene que cumplir con una serie de condiciones. Entre otras, la IAAPA evalúa el diseñado, cómo está construido, cómo opera, cuál es la influencia del parque en la economía del área, cuántos trabajadores tiene y qué beneficios reciben, cómo se maneja el entorno ecológico, los desechos sólidos, cómo funciona internamente, la calidad de los servicios para los trabajadores, cómo se atiende a los clientes, qué programas de capacitación se implementan para los trabajadores, etcétera. Ganar ese premio implica cumplir con el 85 ó 90 por ciento de esos requisitos. Al tomarse en cuenta todos esos factores uno puede competir con un parque del tamaño del nuestro, que no es muy grande, contra uno muy grande como Disney y Efteling, por ejemplo. Lo importante de esto es que fuera de Estados Unidos sólo tres parques lo han recibido; dos europeos y uno latinoamericano. En Latinoamérica somos el único parque que tiene ese premio. Luego tenemos un reconocimiento del Consejo Directivo de la Asociación Mundial de Parques Acuáticos que, en 1998 otorgó al Parque Acuático Xocomil, el premio “A la Innovación”. Después, cuando la Asociación Mundial de Parques conoció nuestra organización, nuestro trabajo, tuve el honor de ingresar al Salón de la Fama de los parques de diversiones. Ahí están reconocidos personajes mundiales que no sólo manejan parques sino que han diseñado juegos, como por ejemplo el que diseñó la “montaña rusa”, la “rueda de caballitos” y muchos más. Soy el único de Latinoamérica de tener el honor de pertenecer al “Salón de la Fama”.
Los números que el IRTRA ha multiplicado
En sus inicios, en 1962, el IRTRA comenzó con 60 trabajadores. En 2012, suman tres mil 400. En aquella época llegaban entre 40 mil y 50 mil personas por año mientras que hoy visitan los parques más tres millones por año. Han visitado los parques más de 53.5 millones de personas. Las inversiones también se han multiplicado. “Por ejemplo, si quisiéramos replicar en otra región del país el parque de Retalhuleu, la inversión sería de entre Q1 mil 350 millones y Q1 mil 500 millones”, explicó Castillo Sinibaldi. Por esta y muchas razones más, sostuvo que el IRTRA es el mejor exponente de lo que el sector privado hace por la clase trabajadora de Guatemala
Un año cargado de felicidad
El IRTRA tiene programadas las siguientes actividades durante el presente año.
Apertura del teatro Fantasía en el parque Mundo Petapa. Inauguración de tres modernos y espectaculares toboganes en el Parque Xocomil. Celebración especial del 50 aniversario, fiesta de gala, entrega del libro de la historia del IRTRA.
Inauguración de la nueva plaza “Mi Barrio”, en el parque Mundo Petapa, la cual estará inspirada en la Guatemala del siglo XIX, con edificaciones de la ciudad de Guatemala. Tendrá juegos de feria, personajes de las leyendas de Guatemala como La Llorona, El Sombrerón, La Siguanaba, El Cadejo y juegos electromecánicos. Seis conciertos con artistas internacionales. Más de 30 conciertos con artistas nacionales y más de 30 shows de luces. Celebración del aniversario en todos los parques. Desfiles especiales en los parques.
“Soy el único de Latinoamérica de tener el honor de pertenecer al Salón de la Fama”.